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Aplausos para ti


Hola! Como cada quince días, Beo quiere abrir una ventana a tus oportunidades. En esta ocasión, queremos que pienses en tus ganas de ser reconocido por los demás.


Sabe "La actitud que tenemos con nosotros mismos no es solitaria, más bien es un proceso entre dos personas. Es el encuentro de mi actitud ante la actitud de la otra persona" Axel Honneth.

 

El pasaje de la adolescencia a la adultez, está en entender que el reconocimiento de los demás es una ganancia secundaria. Pasas toda tu infancia tratando de agradar a mamá y a papá; luego inviertes el tiempo de la adolescencia en pretender lo contrario a través de la rebeldía.

En múltiples ramas de la Psicología se habla de la necesidad de sentirnos vistos, de sentirnos apreciados por los demás. Sí, lo reconocemos, todos necesitamos aplausos.


Dime ¿Qué tanto te importa que alguien te diga "bonita", "guapo", "inteligente", "eficiente", "útil"?

Sí has notado lo importante que es que alguien te diga cosas bonitas, pero, ¿Qué pasaría si dejas de esperar que los otros te aplaudan y empiezas a ganarte tu propia admiración?

En la vida, llegas a los 30s, 40s, 50 años de edad, gastando tu energía, deseando que papá, mamá o el resto de tu familia te digan lo que necesitas oír; alimentas las frustraciones de lo que no recibiste de pequeño.

El reto y el trabajo está en aceptar a los demás como son y hacerte cargo de tus carencias, ver por ti.

Entender que las personas muchas veces no harán lo que tú necesitas, dejar de esperar que te aplaudan por lo que "deberían de", es parte de madurar, porque al primero que le toca validarse es a ti mismo; después de hacerte responsable de ti, lo demás es lo de menos.

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