Indicadores de depresión
Bienvenidos sean todos a este espacio de cada viernes. Hace una semana tuvimos la oportunidad de volver a pensar en el término de lo bipolar como palabra y como trastorno. En esta ocasión toca el turno a la enfermedad de nuestros tiempos: La Depresión. Es perfectamente saludable sentirnos tristes alguna vez. En el mejor de los casos, la tristeza tendrá que parecerse a la emoción que experimentan los niños (específicamente los niños pequeños) cuando por ejemplo, se les cae una bola de helado que estaban saboreando. Pensemos por un momento:
¿Cómo actúan los niños en estas situaciones?
Un niño al que se le acaba de caer el helado, el raspado o una paleta de hielo, sufre profundamente…unos minutos. Posterior al evento llora mucho, expresa su sentir sin aguantarse y de manera abierta y ruidosa, se siente desesperado y desconsolado. Esta respuesta emocional antecede a otra de profunda calma. La tristeza nos ayuda para ponernos en contacto con nosotros mismos. Volviendo al ejemplo de los niños, después de experimentar el dolor y después la calma, elllos vuelven a estar listos para enfrentar la vida: sus juegos, su entorno y sí, también nuevas pérdidas. Todo nuestro cuerpo está especialmente diseñado para auto-regularse: las lagrimas contienen cortisol, que es la hormona del estrés y es por eso que cuando lloramos nos calmamos. ¿Por qué entonces nos genera tanta angustia el que alguien se sienta triste? Probablemente una de nuestras preocupaciones es que esa persona que tenemos cerca, esté deprimido. Como en el caso del trastorno bipolar, la palabra depresión y tristeza se utilizan a veces como sinónimos y no lo son. De todas las diferencias que existen entre una y otra, vamos a continuación a revisar dos, que resumen los signos y síntomas más importantes con el propósito de que puedan ayudarnos a recomendar o a pedir ayuda sólo en caso de que sea necesario.
LA CAUSA:
Una de las principales diferencias entre la tristeza y la depresión es que la primera tiene una causa. Es lo lógico y lo esperado estar triste porque alguien que queremos ya no está o porque últimamente las cosas no nos han salido como lo esperábamos. Es la analogía del helado. Sin embargo si el desgano y el llanto se generan sin ninguna razón identificada y por mucho tiempo, podemos hablar de la existencia de un problema.
LA VIDA ¿SIGUE?
Es muy importante que identifiquemos si la persona con un estado de ánimo bajo y doloroso es capaz de continuar o no, con su vida y sus actividades; haciéndole frente al día a día, porque si no fuera así y el desgano y la tristeza le impiden hasta levantarse de la cama, lo más seguro es que estemos hablando de depresión y es necesario acudir con un especialista para que nos ayude a saber qué hacer. A manera de conclusión, podemos decir que sea cual sea el padecimiento que se enfrenta, siempre hay alguna alternativa que tomar. El buscar y encontrar a una persona que nos brinde ayuda profesional puede ser la clave para tener la posibilidad de vivir una vida más saludable y más feliz.