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La pasión no basta

"The two most important days in your life are the day you are born and the day you find out why". Mark Twain

 

Dicen que las mejores cosas de la vida suceden sin planearlas, se dan espontáneamente y nos toman por sorpresa siempre y cuando estemos en modo receptivo así es que hace un par de semanas y por iniciativa de un gran amigo me dejé sorprender por “Eddie the Eagle”, película protagonizada por Taron Egerton y Hugh Jackman. No pretendo hacer una reseña ni mucho menos darles mi opinión de la película ni hacer una crítica de la misma, de hecho no estoy capacitado para nada de eso, simplemente quiero hablarles de lo que para mí es el argumento central de la película y todo lo que en estos días he reflexionado.


¿Quién era Eddie the Eagle? Básicamente Michael Edwards fue un saltador de esquí que pasó a la historia por ser el primer atleta británico en participar en unos juegos olímpicos de invierno (Calgary, Canada 1988 ) en la especialidad de salto de esquí. Basada en una historia real, la película narra su historia y cómo llegó a participar en la justa olímpica. El argumento central que llamó poderosamente mi atención fue la relación que existe entre talento y pasión. El primero esta relacionado con la inteligencia – capacidad de entender – y la aptitud – capacidad para el desempeño de algo – por lo tanto una persona talentosa sería alguien inteligente o apto para determinada ocupación. Y la pasión tendría que ver, además de la acción de padecer y toda la connotación religiosa, con un apetito de algo o afición vehemente a ello. Una vez definidos ambos conceptos, el problema entre ellos es que muchas veces los confundimos y pensamos que porque algo nos apasiona nos podemos dedicar a eso tengamos o no talento. Si las escuelas invirtieran mucho más recursos en hacer estudios de orientación vocacional a sus estudiantes les ahorrarían muchos momentos de frustración, depresión y falta de motivación en su vida profesional.


¿Cuántos de ustedes se dedican a algo que les apasiona pero que no son buenos o no nacieron con ese talento innato y por lo tanto se sienten frustrados por no ser exitosos? No se sientan juzgad@s, me pongo como ejemplo: me encanta la música, me apasiona pero no nací con ese don artístico, no tengo oído musical y tampoco lo puse en práctica para ver si podía desarrollarlo, hubiera sido un pésimo músico y seguramente sería una persona frustrada y deprimida. Para evitar esas penosas situaciones, resulta que por una combinación de capacidad, oportunidad y ventajas completamente arbitrarias sumadas a muchas horas de práctica es que pude encontrar mi lugar en el mundo y decidí ser psicoanalista – mi trabajo y mayor pasión - no desarrollé oído musical pero si entreno todos los días para agudizar ese sentido que me permita escuchar lo que mis pacientes no escuchan de sí mismos.


Eddie the Eagle, personaje que inspiró estas líneas, no era talentoso, pero tenía mucha pasión y supo aprovechar las oportunidades al final el resultado fue muy bueno y logró hacer historia bajo ciertas circunstancias. Este tipo de películas motivacionales nos pueden transmitir la idea de que todos podemos hacer todo si nos lo proponemos y es un gran error. Soy mucho más realista que idealista, no todos somos iguales y no todos tenemos las mismas posibilidades, ni oportunidades, ni podemos lograr todo. Los límites sí existen.

La vida es demasiado breve como para tener el trabajo equivocado. ¿Están en donde realmente quieren estar? ¿Cómo encontrar su lugar en el mundo?, conózcanse a ustedes mismos, sean curiosos, háganse preguntas. La vida siempre nos sorprende. Algunas cosas nos llegan solas, existen otras por las que tenemos que trabajar todos los días para acercarnos y conseguirlas.

Dice Colette Soler – psicoanalista francesa- que la infancia no determina a la persona pero deja marcas. Unas veces traumáticas, otras veces muy placenteras pero al fin marcas que tienen sus efectos en la vida adulta. Y por lo tanto creo que no se necesita estar loco para asistir a terapia, los recuerdos-marcas de la infancia son un gran pretexto.

Si no eres feliz con lo que haces todos los días es momento de tratar de alinear pasión (lo que amas), misión (lo que el mundo necesita), profesión (lo que haces bien) y vocación (por lo que te van a pagar) para descubrir tu lugar en la vida. Ayudarte a descubrirlo es mi trabajo.

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