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Sexo y Poder


ENRIQUECIENDO EL PLACER

 

Existe un clara relación entre sexo y poder, primero porque el acto sexual en sí es el proceso necesario para la reproducción y a su vez para la evolución. En el reino animal el macho más competitivo es aquel que tiene el privilegio de aparearse con las hembras de la manada, preservando así su estirpe y esto lo coloca como líder de la manada; pero no sólo es el más fuerte o el que mejor pelea, en algunas especies de aves el plumaje es un símbolo sexual es decir la belleza de igual forma es importante. Los seres humanos no estamos tan alejados de ello, es común ver a grandes magnates, con mujeres espectaculares a su lado, hombres ya sean ricos o famosos pueden gozar de este “privilegio”. Seguramente muchas estén pensando en este momento que el enfoque de este articulo puede resultar sexista, pero no es la intención, probablemente pienses que definitivamente no es tu caso, lo que puede ser real, pero la mayoría de las mujeres por lo menos han fantaseado con salir con un guapo, millonario o famoso (con Brad Pitt, por ejemplo), pero lo que sí es una realidad y únicamente basados en las teorías evolutivas, las personas se atraen sexualmente y buscan reproducirse con alguien que tenga ciertas características o ventajas hacia los demás, por ejemplo las mujeres buscan un hombre trabajador que pueda ser buen proveedor o bien alguien con quien se sientan de alguna manera seguras, protegidas que pueda brindarles estabilidad, mientras los hombres regularmente quieren tener hijos con alguna mujer físicamente atractiva, que sea buena cuidadora, desde tiempos primitivos las mujeres se quedaban en casa al cuidado de la familia o recolectaban frutos mientras los hombre salían a cazar. Históricamente el hombre ha tenido que demostrar su virilidad de distintas formas y por más evolucionado que este sea, el deseo sexual sigue siendo primitivo, irracional, inmediato, basta un estimo visual para detonar una respuesta sexual per se, en el caso de las mujeres el estímulo puede ser más auditivo, hay que “convencerla” la historia nos ha enseñado a que no podemos entregarnos al deseo, no de forma pronta, injustificada y se le da “un valor” como de objeto, sí, de objeto de deseo, para el hombre que quiere poseerla, no se entrega por instinto, lo hace más bien por amor, por afecto, él tiene que ganar su derecho a poseer ese objeto, entonces el deseo se convierte en placer y otra vez el macho que ha demostrado en la manada ser el más apto, es el poseedor de la mujer. Definitivamente el mundo sí funciona así pero no del todo, es decir; la teoría evolutiva tiene sustento teórico y científico, pero lo real es que las mujeres a veces ponen atributos en los hombre los cuales no tienen, pero ellas los valoran como si los tuviera, es así como el poder funciona a diferentes niveles. Hablando de hombres sumamente exitosos, estudios neurológicos revelan que hombres poderosos como millonarios, deportistas, artistas, políticos comparten rasgos de personalidad psicopáticos que se caracterizan por tener bajo control de impulsos, a nivel del lóbulo frontal hay alguna anomalía la cual lleva a que el cerebro no pueda controlar el impulso. Regularmente son personas extrovertidas, competitivas, que buscan saciar sus deseos, pero en esta búsqueda necesitan más y más. Más dinero, más poder, más sexo, de tal forma que van encontrando nuevas maneras de hacer dinero, de tener éxito, de experimentar sexualmente…de tener poder. Por otro lado las mujeres que comparten estos rasgos de personalidad, se dejan llevar por sus impulsos y se relacionan con este tipo de hombres de quienes obtiene beneficios, regularmente económicos o de fama, lo cual también les da poder. Y son estas mujeres las que regularmente buscan estos hombres, mujeres bellas que no se interpongan con su éxito, solo que sean un “objeto” de placer. También hay mujeres poderosas, hoy la mujer cada vez más se posiciona en puestos directivos, asume roles distintos en la sociedad, no solo de cuidadora, sino también de proveedora, en el terreno sexual hay una apertura que la lleva a empoderarse a permitirse el deseo y trabajar por su placer. Dice Esther Vilar (escritora argentina) en su libro “El varón domado” que la mujer busca un varón para domarlo. Independientemente del género existe una relación directamente proporcional en la satisfacción sexual y el poder, la que traspasa límites convencionales y pasa del deseo a la satisfacción del mismo, a la ejecución del acto, la que busca nuevas formas, encuentra distintos modos de dar y recibir placer. En la cama se practican roles de poder y sumisión, que no precisamente son los que se jueguen en la realidad, se permiten como un acto de creatividad, de búsqueda de auto realización. El sexo como el poder pone al ser humano en una posición privilegiada, en una posición de satisfacción, en estado de plenitud.

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