Del cielo al infierno
CUANDO EL CORAZÓN SE ROMPE
Enamorarse y no…dice el poeta Mario Benedetti y hace referencia a la plenitud que se siente cuando te enamoras, es una “bonanza casi insoportable” dice. Por el contrario desenamorarse es “dar con la tristeza en el espejo”
El estado del enamoramiento es un proceso químico es decir un montón de sustancias llamadas neurotransmisores empiezan a liberarse en nuestro cerebro, es por ello que popularmente decimos “hay química entre nosotros”, y esta expresión tiene mucha verdad. El proceso comienza con la atracción, cuando nos sentimos seducidos hacia alguien liberamos feromonas que son una especie de aroma que nos hace sexualmente atractivos, aunque estas son imperceptibles al olfato humano, es decir cuando alguien te gusta o no te gusta, en realidad te huele. La siguiente etapa es la del enamoramiento pasional, entonces aquí se segregan sustancias tales como la dopamina, feniletilamina, seratonina entre otras, lo que hacen estas sustancias en nuestro cerebro es generar estados de placer, euforia y energía, necesarios para estar hipnotizados por el amor, o bien drogados naturalmente, porque entre más tienes más quieres, así que cuando se va tu amorcito lo extrañarás mil en esta etapa, y cuando lo ves el bienestar aumenta; la realidad se distorsiona, es aquí cuando lo vemos guapo o guapa y le adjudicamos atributos que a veces no tiene. Esto es lo que ocurre a nivel biológico, por otra parte, también están las creencias que tenemos acerca de amor, las experiencias previas y las expectativas que creamos al respecto. Cuando una relación termina, más que perder a la persona muchas veces duele la expectativa que se tenía acerca de la relación, lo que no pudo ser y esto tiene relación con la historia de vida de cada persona, aunado a esto esta otra vez la parte química en nuestro cerebro, pues al estar acostumbrado a cierto nivel de sustancias, que ya no se están generando, va a requerir compensarlas. El proceso del desamor es muy parecido al que viven los adictos, desarrollan una fase llamada tolerancia a la sustancia es decir cada vez requieren mayor nivel de esa sustancia para llegar a estados de placer y cuando ya no se tiene aparece lo que se conoce como síndrome de abstinencia y es aquí cuando ardemos en el infierno, el corazón se nos hace pedacitos y deseamos volver a sentir placer. Si el enamoramiento ha sido muy intenso el desenamoramiento será inversamente proporcional y los estados de displacer pueden ser tan intensos que impacten físicamente, pues las sustancias liberadas ahora serán las que generan estrés, tristeza y dolor. Aunque a lo largo de nuestras vidas hay una gran cantidad de pérdidas, muchas veces se nos dificulta lidiar con ellas, la ruptura del amor no es la excepción es por ello la importancia de enfrentar este proceso, que a final es un duelo y se compone de diversas etapas que son: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Naturalmente deberíamos pasar por esta etapas y superarlas, pero no siempre es así y las razones son muchas; dependerá de la educación que recibimos, la personalidad de cada quien, las creencias que se tienen, en fin, pueden ser diversas. Lo importante es que si pasamos por una ruptura y sentimos literal “Morir de amor”, saber hasta qué punto requerimos ayuda, no está demás acercarnos a un profesional. Los tratamientos son diversos, por ejemplo el uso de técnicas similares a las que se tratan las adicciones o las propias de la Tanatología, disciplina encargada de ayudar a entender el proceso del duelo. Pues dicen que nadie muere de amor, pero ¡ah como duele cuando lo perdemos! incluso muchas personas después de vivir esta experiencia prefieren mantenerse alejadas de cualquier posibilidad de enamorarse y evadir en lugar de enfrentar nunca es buena solución pues se genera un problema adicional y el primero no se supera.