Adicta a los patanes
- Psic. Laura Pérez
- 6 ago 2016
- 3 Min. de lectura


Me ha llamado la atención esta oración, por ser un tema recurrente de visita al consultorio: “Soy adicta a los patanes”, decía Ana, una chica que vino a verme, reconocía no estar enamorada, de los chicos con lo que se relacionaba, más bien era una necesidad que había notado ella… Este tipo de relaciones comparten características específicas, tales como: el ´”Patan” en cuestión es un tipo regularmente atractivo, sexualmente competitivo, despreocupado, seguro del piso que recorre, tiene la dualidad de ser encantador, pero su brutal honestidad a veces raya en el cinismo. Por el otro lado las chicas que se relacionan con ellos, casi siempre son guapas, aunque parecen muy seguras de sí mismas pueden tener baja autoestima. La primera etapa en este tipo de relaciones se caracteriza por tener un encuentro de común acuerdo y sin aparente seriedad, es decir no hay promesas, ni expectativas de ninguno de los dos, regularmente el sexo es fabuloso (aplausos de pie, al finalizar el encuentro) y la relación gira alrededor del mismo, pero aunque dicen no esperar nada el uno del otro, lo cierto es que cada vez se hacen más necesario los encuentros, esta puede ser la siguiente etapa, la adicción, cada vez se necesita más y con mayor frecuencia, algunas mujeres intentan relacionarse con hombres más sanos, que tienen un real interés por ellas, pero los tachan de aburridos y creen que la relación carece de intensidad, en esta etapa las adictas pueden justificarse con estar “enamoradas” pero esto sólo será para no sentirse tan mal y evadir su propia responsabilidad, se dicen frases como “en el corazón no se manda” este periodo suele ser el más peligroso, pues no hay reconocimiento del problema y se puede regresar una y otra vez con el mismo sujeto o uno distinto con características similares. La última etapa puede ser en la que estaba Ana, mi paciente, cuando llego al consultorio, había un claro reconocimiento de su problema y aunque no sabía cómo solucionarlo, estaba segura de quererle poner fin al mismo.
Causas
Las causas pueden ser diversas, regularmente son personalidades narcisistas, es decir buscan el placer inmediato, o de carácter dependiente. El aprendizaje que estas personas tuvieron a lo largo de su vida puede ser su bajo nivel de tolerancia a la frustración en la que los padres les proporcionaban todo de forma inmediata, o bien la frustración era tal que se negaba todo, así que aprendieron de alguna forma a que no merecían en afecto de nadie y es por ello que se enfrascan en relaciones vacías. Las personas que son adictas a cualquier cosa pasan por las mismas fases cuando consumen, juegan o en este caso se relacionan se sienten tan plenas y extasiadas como si literal surgieran fuegos artificiales a su alrededor y cuando no consumen el malestar es tal que puede afectarlos físicamente. Es decir oscilan en un subir y bajar de emociones como que siempre estuvieran en un juego mecánico constantemente.
¿Qué hacer?
Como en toda adicción lo primero es que la persona reconozca que tiene un problema, pero además que lo desea solucionar. El desintoxicarse es fundamental, pero ésto no soluciona del todo, es decir sólo quitar el estímulo no es suficiente, es como que a un adicto al alcohol se le quite la bebida, sólo se atacara el síntoma y no se enfrentará en problema, por lo que puede recaer en cualquier momento. Así las mujeres adictas a estos hombres es probable que dejen a uno y se relacionen con otro, muchas veces todos hemos escuchado decir a alguien ¿por qué siempre me tocan este tipo de hombres?Como que fuera un asunto de suerte o destino. El tratamiento consiste, también, en que la persona identifique en su personalidad patrones que repite constantemente, su claro miedo a relacionarse emocionalmente, que puede ser el resultado de bloqueos en donde hay miedos que enfrentar y deseo de cubrir necesidades. También es importante mencionar que el trabajo terapéutico ayuda a fortalecer el autoestima de las personas, para que con sus propias herramientas enfrente su proceso, el terapeuta juega un papel de acompañar a la persona en este proceso, sin crear una adicción a la terapia. Se trata de que la persona entienda y supere su problema haciendo los ajustes necesarios en su personalidad.