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Celos, malditos celos...


 

En algún momento en nuestras vidas todos hemos sentido celos, tal vez en mayor o en menor proporción, pero es un sentimiento humano y algunas veces hasta razonable, incluso para algunas personas los celos pueden resultar halagadores, porque es una manera en la que relacionan el amor y tienen la firme creencia de que si su pareja los cela es porque esta interesada en ellos, pero otras veces los celos llegan a ser un verdadero infierno, tanto para el que los siente como para la pareja en cuestión. Sentir celos de alguien es pensar en la posibilidad de que la persona amada nos abandone por otra, o bien sea infiel. Como en todo, la razón de los celos no es universal y cada caso es único; es decir depende de la experiencia de vida, de cada quien, pero también de la capacidad de afrontamiento de cada uno, la personalidad y el autoestima juegan un papel muy importante, pues el concepto que tiene la persona de sí misma puede ser tan pobre que sienta que en cualquier momento exista la posibilidad de ser sustituido por alguien diferente y mejor, de tal forma que hará todo lo posible por sabotear su relación y así reforzar su creencia. Las personas controladoras y las dependientes hacen una excelente mancuerna para que los celos se apoderen de su relación. Regularmente se piensa que el celoso es una persona insegura y con baja autoestima y que basta con hacerle saber esto para que cambie su actitud. Aunque el celoso no lo vive de esta forma, en muchas ocasiones se siente rebasado y no sabe cómo canalizar sus emociones, entonces, si a lo largo de su experiencia ha aprendido a expresar mediante el enojo, seguramente de esta forma intentará resolver todos sus conflictos, aunque lo más probable es que la situación sólo empeore y dañe la relación hasta el punto que esta se rompa; lo que muchas veces hace que incremente sus falsas creencias al respecto, pues lejos de responsabilizarse se defenderá diciéndose que tenía razón y que por eso la pareja decidió alejarse. La situación a veces puede tornarse tan grave que el celoso es capaz de crear en su imaginación escenas de la infidelidad de su pareja y sufrir como si estas estuvieran ocurriendo en la realidad, incluso es capaz de conseguir evidencias para reforzar su fantasía, como por ejemplo si la pareja tarda más en llegar de lo que habitualmente lo hace, el Celoso armará una historia al respecto del engaño. Los celos regularmente vienen acompañados de violencia, aunque muchas parejas dicen que adereza su relación y le da un toque de emoción, lo cierto es que destruyen al que los siente, pues casi siempre vive con esta inseguridad y la pareja nunca podrá demostrarle del todo que no lo engañará, ya que el celoso no puede confiar en el otro. El trabajo terapéutico permite al paciente “Darse cuenta” de las emociones que experimenta cuando siente celos, de esta forma tendrá mayores posibilidades de controlar dichas emociones. Pero este sólo es el primer paso pues a lo largo de la terapia el trabajo será más profundo ya que no sólo basta con atacar el “síntoma”, tendrá que indagar también en el “conflicto” real que lo lleva a tener este tipo de respuestas con la persona que supuestamente ama. A medida que va enfrentado dichas situaciones, también fortalecerá su autoestima, expresara en forma más asertiva y entenderá el porqué de su situación. Puede ser un tanto “difícil” enfrentar los demonios personales, pero nunca más difícil que vivir con ellos.

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