Difícil no es sinónimo de imposible
MOTIVACIÓN -Satisfacción al logro-
Convierte los muros que aparecen en tu vida en peldaños hacia tus objetivos
Cuantas veces nos hemos preguntado… y ¿tanto para qué? y es que detrás de cada tarea debería haber un para qué. Puede ser la puesta en marcha del proyecto de tu vida, unos estudios que te van a permitir obtener tu primer empleo, un trabajo que te facilitará saltar a otro mejor, el aprendizaje de una técnica que te formará como profesional, obtener un salario con el que pagar ese viaje con el que tanto sueñas, etc.
Vivir la vida a la deriva, en función de las metas de otra persona y hacer las cosas “porque sí” suele ser pasaporte directo a la desmotivación y la frustración. ¿Para qué estoy aquí? ¿Por qué voy a hacer eso? Dicho de otro modo: el darle un sentido a la tarea, a la actividad o a ese día “tan malo” que parece no acabar nunca es la clave del éxito. Cuando ejecutes alguna actividad cuestiónate y piensa si es algo que tienes que hacer por obligación, porque toca o porque me lo han mandado… entonces inicia con pequeños cambios para lograr que tu día a día te acerque al objetivo que te marcaste.
Recuerda inspirarte e ilusionarte cada nuevo día para motivarte cuando parece que todo se ponga cuesta arriba.
¡Disfruta del camino!
Nos han enseñado a “celebrar los éxitos y aprender de los errores” pero nadie nos ha enseñado a “disfrutar del camino”. Esto es una de las claves de la Productividad y una de las cosas que te animo a practicar con devoción. Hay que ir celebrando las pequeñas victorias y las pequeñas conquistas diarias. No sólo hay que motivarse con el gran objetivo en mente sino también con los pequeños regalos que obtenemos cada día gracias a nuestro trabajo, talento e intensidad. “Hoy he trabajado duro, ha costado mucho PERO he conseguido esto, esto y esto. Y ahora es el momento de celebrarlo”. Eso tiene que ser motivo de alegría y de celebración. En serio. Que esto no le suene ridículo a nadie. Un atleta corre para ganar una medalla pero por encima de todo corre porque le gusta. La propia carrera y cada zancada, aunque le cueste esfuerzo y dolor, es lo que le hacen decir: “hago esto porque me gusta”. No esperes a celebrar el éxito final de ese proyecto o te estimules con ese gran objetivo en mente. Cada día es una (dura) etapa que hay que cubrir y cuando lo haces bien creo que hay que utilizarlo como incentivo personal. Hay que reconocerlo, saborearlo y aprovecharlo para recargar la motivación que necesitas ese día y al día siguiente y al siguiente… Un buen tip que te puedo dar es aprender a motivarte con lo pequeño, cambia el orden de trabajo, empieza por esa pequeña tarea que te estimula más o haz esa sencilla actividad que siempre te gusta hacer. Utiliza a tu favor esas pequeñas cosas como detonante y estímulo. A veces hay que recurrir a algo pequeño y “tirar de él” para desencadenar la motivación. En los días en los que ni tienes ganas de trabajar divide tus grandes tareas en pequeñas tareas y luego éstas en minitareas o microtareas. Empieza con la que de verdad te ilusione y empieza a caminar. A veces la desmotivación es una ficticia ilusión que genera tu mente. Verte que vas avanzando te animará y te empujará a continuar. A mis clientes y pacientes les recuerdo en repetidas ocasiones la importancia de Ser consciente del ahora, en muchas más ocasiones de las que pensamos nos falta motivación porque nuestra cabeza no está en lo que hacemos, no estamos presentes. En esos momentos está presa de pensamientos o en cosas mucho más agradables generalmente relacionadas con nuestro ocio o tiempo libre. Un concierto, un viaje, una cena, una reunión, etc. Vuelve al momento, sé consciente del ahora y de lo que tienes delante y utiliza ese pensamiento “de ocio” como arma motivadora. Interprétalo como una recompensa o un premio al trabajo que tienes que hacer y para el que te cuesta encontrar un porqué. No olvides regalarte un respiro en tu andar, todos pasamos por valles y montañas, por días muy productivos y días muy complicados. Ambos forman parte de nuestra vida y tarde o temprano llegan. Los días difíciles son absolutamente necesarios para disfrutar todavía más de los días productivos. Si intentas todo y aun así no eres capaz de motivarte… ¡No pasa nada! No te desesperes ni formes en tu cabeza frases como “vaya desastre, hoy no estoy rindiendo nada” o “puff, un día tirado a la basura”. Ese día no tomes decisiones drásticas, trata de concentrarte en hacer lo mínimo e imprescindible y dedicarte a labores mecánicas o más rutinarias que exijan poca creatividad e intensidad (ordenar, clasificar, limpiar, buscar, etc.) Sencillamente deja correr las horas del día. Mañana será otro día, tu motivación regresará y tus tareas y tus proyectos estarán esperando de igual modo para que des lo mejor de ti mismo.