No eres tú, soy yo
NOS PROYECTAMOS
Es una frase muy común cuando se busca terminar una relación de pareja y al parecer no se quiere lidiar con el sentimiento de culpa que genera ser el portavoz de tal desdicha. Por otro lado, si tomamos estas palabras, les damos un pequeño giro y las vemos desde otro ángulo, podríamos entenderlas como una de las frases más sabias, y pareciera que, sin saberlo, estaríamos diciendo toda la verdad por unos instantes. Si en algún momento de tu vida utilizaste esta frase o si no, no importa, intenta imaginar que sí y que después de la extraña experiencia del rompimiento, regresarás a tu casa y ya sol@ en tú habitación y sincerándote un poco, volvieras a decir la frase “No eres tú, soy yo”. ¿Considerarías que es verdad? Sin afán de victimizar a la otra parte y con un gran interés de ponernos a pensar, te invito sólo por algunos momentos a dejar a un lado lo que la otra persona hizo o no, y a entrar en el mundo de las proyecciones. En los diccionarios especializados, la proyección se define como la operación por medio de la cual un sujeto expulsa de sí y localiza en otro sujeto cualidades, sentimientos, deseos, que no reconoce o que rechaza en sí mismo (1). Cuántas veces te has sentado a platicar con alguien y has podido describir perfectamente que hizo o no hizo otra persona, y experimentado mientras platicabas, la sensación de rechazo que estas acciones te provocaron. Acciones de tu pareja, de tu esposo o esposa, de tus hijos, de tus padres, del compañero de trabajo, del vecino. ¿Te suena familiar? Sin entender que en realidad estarías explicando parte de lo que eres tú. ¿Ya no parece tan familiar? Probablemente más aún te podría parecer aberrante y ofensivo. Pero, ¿por qué te provoca tanto rechazo una acción que realiza otra persona? ¿porqué por momentos no entiendes cómo personas con esas actitudes y conductas que tanto te molestan te rondan y siempre hay una o varias así cerca de ti? En ocasiones nuestra mente “nos engaña” y de forma inconsciente o sin entender porqué, buscamos tener a personas con características que no soportamos, para poder mantener eso fuera de nosotros, y así poder seguir nuestra vida sin tener que lidiar con esos aspectos propios y sí sentir válido el poder rechazarlos y quejarnos de alguien más. ¿Cuándo podremos alejarnos sin complicaciones de esas personas complicadas para nosotros?, o mejor aún, ¿cuándo podremos liberarnos de esa sensación de rechazo hacia mucha gente? Cuando hagamos propios nuestras propias partes difíciles . Esto no es fácil, no es de sólo proponérnoslo o de más aún, entrar en un círculo vicioso de auto reproches. Sería un poco más en el camino del análisis y enfrentamiento de lo doloroso que puede ser ver estas partes de cada uno que no nos gustan y son poco o nada productivas, y luego intentar una y otra vez detectarlo cada que surja en nosotros mismos, vivirlo en carne propia sin lanzarlo fuera y finalmente entenderlo, para si es posible modificarlo o detenerlo cada que intente sorprendernos. Si consideras que esto es muy doloroso o difícil para ti, que no sabes por donde empezar o tu rechazo al mundo externo o a una gran cantidad de personas es excesivo, siempre podrás encontrar apoyo terapéutico con el que podrás emprender este camino acompañado y cuidado.
(1) Jean Laplanche, Jean-Bertrand Portalis. (2004). Diccionario de Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidos.