La química del alma
¿Por qué ciertas personas despiertan en nosotros sentimientos de ternura y amor, y otras por el contrario, sentimientos agresivos y hostiles? Algunas personas nos caen mal, no las soportamos o todo lo contrario y ni siquiera las conocemos, a todos nos ha pasado algo parecido. ¿Será que nos recuerdan a alguien y ese recuerdo marca la percepción que tenemos de esa persona? Pues bien la respuesta a estas interrogantes es uno de los “Cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”[1] que junto con el inconsciente, la repetición y la pulsión son la base teórica del psicoanálisis. Este cuarto elemento es la transferencia, misma que hay que distinguir de los otros tipos como por ejemplo: la bancaria, la de calor, de energía, etcétera. ¿Qué es la transferencia en psicoanálisis? Revisemos los precedentes a este concepto psicoanalítico, “Todo ser humano, por efecto conjugado de sus disposiciones innatas y de los influjos que recibe en su infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de su vida amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfará, así como las metas que habrá de fijarse”[2] En otras palabras, la transferencia es una reimpresión que se actualiza día con día y un fenómeno que no es exclusivo del dispositivo analítico (terapia), solo que en este último toma particular relevancia ya que es el motor del análisis y también la más fuerte de las resistencias del mismo. ¿De donde viene la transferencia? ¿Por qué surge? “Si la necesidad de amor de alguien no está satisfecha de manera exhaustiva por la realidad, él se verá precisado a volcarse con unas representaciones – expectativa libidinosas hacia cada nueva persona que aparezca”[3] Es claro que debemos pensar la transferencia como un fenómeno en el cuál esta de manifiesto una demanda de amor la cuál nunca esta satisfecha, por eso siempre hay transferencia. Esta tiene que ver siempre con nuestros procesos inconscientes de elección de pareja o del objeto amado sobre el cuál en un primer momento volcamos representaciones – expectativas marcadas por nuestros imagos infantiles (paternos) que nos llevan a la idealización de esa personita especial. Por esta transferencia de amor / odio nuestra forma de vincularnos con las personas se puede volver totalmente incomprensible como lo mencioné al principio. En la vida diaria creemos que sabemos algo, cuando en realidad, lo único que sabemos - y ni eso - es que el inconsciente dicta nuestros actos y las causas nos van cercando cotidianas e invisibles, esa es, la química del alma…
[1] Lacan, Jacques. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós.
[2] Freud, Sigmund. Sobre la dinámica de la transferencia. O.C. Amorrortu, XII. Pág. 97
[3] Op. cit. pág. 98