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Yo soy importante, y tú... también!

-EMPATÍA-

 

Mira con los ojos de otro, escucha con los ojos de otro y siente con el corazón de otro. -Alfred Adler.

Una de las columnas en que se basa la Inteligencia Emocional que impacta directamente en el éxito para relacionarnos con los demás, llegar a acuerdos, negociar adecuadamente, expresar y entender las emociones, es sin duda, la “Empatía”. Cuando trabajo con mis clientes niños y adolescentes les explico lo qué es la empatía utilizando esta metáfora: es como ponerte lentes de diferentes colores, no siempre el color en que tú ves la vida es el color en que lo ven los demás, cada uno tenemos historias diferentes, culturas, creencias, prioridades, etc. Así que cuando logramos ver la vida “a través de los ojos del otro” podremos entender su sentir y lograremos hablar “su lenguaje” y es ahí donde automáticamente empezamos a ser tolerantes, flexibles de pensamiento, aprendemos a delegar, confiar, y comunicarnos funcionalmente; y aún mejor será si entiendo al otro y logro expresarme para que escuche y entienda mi punto de vista, como diría Ratatouille en la película de Disney: “Este sabor y este otro, ahora los dos juntos… ¡es un estallido de sabores!” al ser empáticos diríamos algo así “Entender al otro y que el otro me entienda… es ¡estallido de éxito!” Les quiero dejar algunas ideas muy prácticas para desarrollar la empatía en su día a día, espero las pongan en práctica. Y recuerden siempre que tengan alguna duda me pueden contactar buscándome en mis redes sociales. #1. Escucha sin emitir juicios de valor. Por supuesto que puedes dar tu opinión cuando alguien te expresa un contenido personal, especialmente si te la pide, pero esto no está reñido con que te muestres empático e intentes hacer una escucha activa (viéndolo a los ojos, acompañándolo con tu lenguaje corporal, reafirmando que entiendes la emoción que lo acompaña, retroalimentándolo ocasionalmente, tal ves un gesto de afecto con un abrazo o un apretón de brazo pueda servir también). Si quieres entender verdaderamente a la otra persona, escúchala sin interrumpirla, pospón tu opinión hasta que hayas conseguido ver lo que te cuenta desde su mirada, su forma de pensar, sus costumbres, sus valores, y sus creencias. Recuerda se trata de ver la vida utilizando el color de lentes que la persona tiene, no de juzgarlo. Si directamente le juzgas, negándole el derecho a sentir o pensar así, es muy probable que la otra persona se sienta incomprendida, molesta y a la defensiva. #2. Acepta y tolera las diferencias. Para ser empático hace falta tomar conciencia de que tu visión del mundo no es la única, de que tu manera de ser y comportarte no es una verdad absoluta y universal. Cuando te relaciones con los demás, se consciente de que somos seres únicos, diferentes y que respondemos a los estímulos de forma distinta según nuestros valores, educación, patrones de pensamiento, experiencias vividas, predisposición biológica, aprendizajes anteriores, etc. Tener esto en mente, te ayudará a saber leer desde otra perspectiva el discurso de los que se comunican contigo. Acepta que hay otra manera de ver las cosas, e interésate por conocerla desde la honestidad, no necesitas compartirla o estar de acuerdo para ello. #3. Da feedback o señal al otro de que le entiendes. Aunque es importante escuchar, no es el único elemento para transmitir empatía. Si quieres mostrarte empático, es necesario que le hagas saber a la otra persona que le entiendes, que eres capaz de imaginar lo que puede estar describiendo, sintiendo o pensando. Para ello, puedes ayudarte de la técnica de parafrasear: decir una frase corta que refleje lo que la otra persona ha dicho. “Decir lo mismo con diferentes palabras”. Algunos ejemplos de frases que puedes utilizar son:

  • Piensas que…

  • Quieres decir que…

  • Es decir, que piensas que…

  • Bajo tu punto de vista …

  • Comprendo lo que te pasa, es que…

  • Por lo que te estoy entendiendo, quieres decir que…

  • Por lo que me parece comprender tienes…

#4. Sal de ti mismo y del egocentrismo. Alguien constantemente preocupado por sus necesidades y sus intereses, sin tener en cuenta cómo pueden ser las necesidades de los que le rodean, o ignorando cómo `puede estar sintiéndose el que tiene al lado, está demostrando una falta de empatía más que notable. Esta carencia no sólo puede mostrarse en su comportamiento, sino también en determinados comentarios egocéntricos en las conversaciones, como por ejemplo:

  • Acabar siempre con referencias propias cuando el interlocutor intenta expresar su vivencia: “peor fue lo mío que…”; “a mí me pasó una vez que…”; “como a mí que…”; “si te cuento yo lo mío…”, “lo que sí fue llamativo fue mi caso que…”

  • Interrumpir constantemente al otro para hablar de sí mismo: “Hombre yo…”; “Yo lo que tengo claro es que…”

Empieza por observar a las personas que tienes más cerca de ti: tus allegados, familiares, amigos, compañeros de trabajo. Imagina cómo pueden estar sintiéndose, cómo les afecta algo en particular, cómo pueden estar interpretando un acontecimiento desde su propia individualidad. Y no olvides repetirte internamente: “Yo soy importante…y Tú también”… si tú estás bien yo estaré bien.

"Trata de comprender antes de ser comprendido." Stephen Covey.

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