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Adictos a la vida 1


Me gusta pensar que este es un espacio de celebración de la vida. Vivir la vida plenamente y promover el bienestar son objetivos de esta página y de la labor que realizamos los psicólogos, los psiquiatras y los analistas.

 

Como uno de los riesgos que conlleva el mundo actual lleno de estímulos y con acceso a una gran cantidad de cosas, está el de las adicciones. Como seres humanos y como generación tenemos una gran necesidad de explorar emociones y sensaciones nuevas, nos cuesta cada vez más trabajo disfrutar de las cosas sencillas y ser disciplinados. El estrés al que estamos expuestos nos hace también proclives y vulnerables a desarrollar hábitos poco saludables y a la larga, adicciones. Es por esta razón, que en esta entrega presentamos tres situaciones de riesgo de las personas que tienen una adicción seguidas por tres factores llamados “de protección”: conductas que hacen a las adicciones mantenerse lejos. Situaciones de riesgo.

  1. Bajo manejo de emociones.

Cuando a una persona le cuesta trabajo reconocer, identificar, nombrar y manejar sus emociones, es más sencillo que pueda recurrir al consumo de sustancias o a los excesos como una manera inadecuada de auto regulación.

  1. Exposición constante al estrés.

Además de nuestra desafortunada cuota diaria de estrés causada por vivir en las grandes ciudades y tener que realizar una gran cantidad de actividades en un día, existen algunas profesiones y ocupaciones que conllevan trabajar constantemente bajo presión.

  1. Antecedentes familiares.

Cuando una persona pertenece a una familia adicta, es alta la probabilidad de que continúe con este patrón. Por supuesto, no todas son malas noticias. Existen opciones que podemos tomar desde antes de que un problema se presente y que fortalecen a las personas. Tales como:

  1. Hacer ejercicio.

Disminuye la ansiedad, permite la segregación de hormonas de bienestar, relaja.

  1. Dormir lo suficiente.

Al dormir y descansar, el cuerpo y la mente se preparan y se regeneran. Estamos más alertas y preparados para hacer frente a las actividades y a las dificultades diarias.

  1. Invertir en la salud mental.

Contar con el apoyo de un proceso psicológico es siempre recomendable y un excelente apoyo para aprender a gestionar nuestras emociones y ser más felices.

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