El papel de la familia en el diagnóstico
En el mundo de la salud mental existen distintos padecimientos que pueden ser diagnosticados a una persona con base en sus síntomas.
En el momento en el que se llevan a cabo dichos diagnósticos, da comienzo un proceso con momentos distintos y que puede generar emociones diferentes.
Puede existir miedo, incertidumbre, negación y mucha preocupación.
Estos sentimientos no sólo son experimentados por, lo que en terapia familiar llamamos, el paciente identificado (la persona que presenta algún tipo de psicopatología) sino también la gente cercana a él. Específicamente la familia. Es en la familia donde se construyen las primeras identificaciones personales. Es un espacio en el que se transmiten valores, costumbres y hábitos. Al ser un sistema, lo que le ocurre a un miembro de la familia impacta de manera directa en los demás. Así mismo, la depresión, la bulimia o las adicciones tienen gran parte de su origen en el carácter relacional de la familia.
Los enfoques en tratamientos a la familia más recientes hablan de familia depresiva, familia bulímica o familia adicta haciendo referencia al hecho de que aunque sea sólo un miembro de la familia el que manifiesta o pone en lenguaje de síntoma el malestar, este se encuentra repartido y presente en toda la familia. De la misma manera que las problemáticas se gestan en la familia, en la familia misma se pueden dar soluciones. A partir del trabajo terapéutico con la familia se pueden generar alternativas de salud y de mayor bienestar para todos. Existen los llamados grupos de apoyo para los familiares de algunos pacientes con padecimientos como el trastorno obsesivo compulsivo, la depresión o los trastornos alimenticios. En estos espacios se pretende dar a los familiares elementos de gran importancia. Por ejemplo:
Él o la especialista a cargo del grupo lleva a cabo un trabajo psicoeducativo en el que explica a los familiares todas las características de la enfermedad a fin de terminar con mitos e ideas falsas que generen ansiedad innecesaria.
Brindan a los participantes un espacio protegido y de contención en el que se sienten acompañados. No son los únicos que están pasando por un momento de dificultad.
Se permite la identificación de patrones de conducta que de alguna manera pudieran estar “alimentando” el problema en lugar de disolviéndolo.
Además de los grupos, la posibilidad de que los familiares inicien procesos terapéuticos individuales es una excelente opción para elaborar en él todo lo que pueda estarse generando. Lo importante siempre es estar en la búsqueda de lo que nos funcione de mejor manera.