Soñadores de la vida
CONTINUAR SOÑANDO EN LA VEJEZ
Existe un papel fundamental de las metas o proyectos personales en el envejecimiento, dado que para que la vida tenga sentido debemos tener proyectos, ilusiones, algo en lo que ocuparnos. Y es que el ser humano necesita mantenerse ocupado para dar sentido a su vida. Cuando una persona se hace mayor, su bienestar es lo más importante, pues el hecho de que la persona no se sienta bien le va a acarrear otros problemas, como por ejemplo problemas relacionados con el estado de ánimo, ya que muchos mayores padecen depresión. De ahí la importancia de trabajar la motivación a través de metas y proyectos en las personas mayores, marcando objetivos, porque esto influirá en su orientación hacia el futuro y bienestar en general. La transición de la edad media a la vejez se caracteriza, entre otras cosas, por el hecho de que las personas mayores seleccionan más las metas de vida que los jóvenes, restringen el número de metas a conseguir y se centran más en el contenido de las mismas, escogiendo las que estén relacionadas con algún objetivo central relevante. Se va iniciar un nuevo año y con ello se abre otra vez el telón de las oportunidades para sacarle el jugo a la vida. En la vejez, tras décadas de experiencia, la existencia tiene otro sabor. Depende de cada persona adulta mayor saber con claridad hacia dónde orientar sus días durante los próximos 12 meses. Como en todo, hay dos caminos para seguir: el positivo y el negativo. Expertos en salud mental aprovechan este inicio de año para aconsejar cómo evadir el pesimismo y la depresión en la tercera edad, es decir, cómo zafarse de lo negativo y vivir plenamente el calendario. Los especialistas recomiendan ver siempre el lado positivo de cada circunstancia a fin de ser feliz y disfrutar la vida al máximo. Aquí un gran ejemplo de metas y objetivos sin importar la edad que se tenga, siempre existirán sueños por cumplir y metas por lograr en este nuevo año y nueva etapa de vida.
¡Estudia ingeniería a los 79 años! En la mañana va a clases y en la tarde vende verduras en la central de abastos de Puebla. Don Felipe cumplió su sueño de convertirse en universitario y concursó para ingresar a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Don Felipe obtuvo más de 400 puntos en el examen de ingreso a la BUAP, en el que participaron más de 450 aspirantes.
Todo está acá, dice don Felipe, mientras se lleva el dedo índice hacia el rostro y lo coloca en medio de la frente; de inmediato, baja la mano y la coloca a un lado del corazón: “y acá”. Resume así el secreto que lo ha impulsado a estudiar la carrera de ingeniería industrial, a sus 79 años.