Un Cambio Efectivo
A CAMBIAR
Has llegado a escuchar de algún amigo o has llegado a decir: “Y si me fuera a vivir a otro lado, todo cambiaría”, “si cambiara de trabajo, mis problemas se acabarían”, “si me separara de mi esposo(a), se acabarían mis conflictos”. En ocasiones algunas de estas cosas se hacen: se hacen viajes, se cambia de residencia, se renuncia al trabajo, las parejas se separan, pero después de algún tiempo se sigue con problemas, tal vez no exactamente los mismos, pero vuelves a sentirte desesperado en la situación nueva que elegiste anteriormente como la respuesta ideal. En el consultorio se puede ver en ocasiones la necesidad de los pacientes de cambiar el horario o los días en que acuden a su sesión, por infinidad de razones: tiempo, horarios de trabajo, actividades nuevas que cubrir, tráfico que no les permite llegar a tiempo y más. Estas peticiones se pueden cumplir o no, pero lo interesante no está ahí, está en que después de un tiempo, la solución aparentemente perfecta para poder seguir acudiendo a terapia, se vuelve nuevamente una complicación y la petición de cambio se vuelve a realizar. En todos estos casos, más allá de la explicación o justificación de que las cosas y las circunstancias cambian con el tiempo, y con esto nos vamos adaptando y es necesario realizar modificaciones, me parece que también existe un anhelo de mover las cosas, de reacomodar algo o en algunos casos de alejarse de algo, sólo que en todas estas, se está buscando la respuesta en el lugar equivocado. En muchas ocasiones buscamos realizar cambios en el exterior, creyendo que eso hará mágicamente que cambiemos por dentro, cambiando de look, de acomodo de la habitación, tirando algunas cosas que creemos ya no nos son necesarias. En algunos casos quisiéramos alejarnos de cosas que sentimos que nos hacen daño afuera, sin tener en cuenta que de lo que nos quisiéramos alejar es de algo que tenemos dentro. Probablemente alejarnos de algún miedo, ansiedad o tristeza, pero eso sería como buscar perdernos de nuestra propia sombra. Muchas veces el problema no se resuelve por que dejas o te alejas de algo de forma concreta, me parece que el problema comienza cuando vez con lo que te quedaste, es decir CONTIGO MISMO y te das cuenta que puedes alejarte metros o kilómetros de algo, pero esas sensaciones desagradables no se han ido con esa persona, con ese trabajo, con ese país, con esa ropa o ese cabello; y entonces tienes dos caminos, seguir huyendo afuera o descubrir una oportunidad de conocer que tienes dentro. Es decir conocer todas esas sombras, moverlas un poco y es muy probable que puedas también encontrar un montón de luz dentro. Resultando así, después de estos descubrimiento, seguramente si en ese momento te mueves o cambias de casa, de trabajo o de pareja y sentiste que fue para bien y esa sensación perdura, sería, no por que te moviste afuera, más bien por que LO HICISTE POR DENTRO.