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Quiero ir con mis amig@s... Y no me dejan


 

Hace algunos días, escuché por casualidad a una pareja discutir, en esta escucha yo estaba tratando de entender cuál era el origen de la discusión y de pronto surgieron en mi dos preguntas. ¿Y ya le preguntaste? ¿Por qué no le dices que no quieres eso?

Después de algunos días de reflexión, me di cuenta que cuando tenemos una relación profunda, casi siempre surge “la dinámica de la totalidad” esa persona debe de saber todo de mí y yo de él, tenemos que pasar todo el tiempo posible juntos, ir a las fiestas juntos, conocer a todos sus amigos, todos sus intereses, sus ideas, sus pasiones, sus miedos… ¡Saberlo todo! Confirmamos su amor si es capaz de renunciar a sus deseos por mí. Si prefiere quedarse conmigo y no ir con sus amigos, es señal de que me ama. Si me habla cada cinco minutos es que piensa en mí. ¿Será cierto? Tal vez esto surge porque queremos tener la seguridad de que conocemos a esa persona tanto, que en algún momento podríamos casi, casi adivinar sus pensamientos y así en cierta medida protegernos de alguna desilusión. Sentimos la necesidad de vivir en su cuerpo y en sus pensamientos, tener la sensación de que somos su todo. La desventaja más grande de la dinámica de la totalidad, es que la comunicación se ve afectada, las acciones se vuelven robóticas y poco sinceras, nos da miedo pensar que podemos disfrutar cosas sin la “media naranja” y peor aún nos aterra pensar que si lo decimos, si mencionamos por error que en algún momento es necesaria la soledad, la distancia, esa persona especial nos va a abandonar, ante esto la mejor opción es callar y conceder, provocando que la frustración y la sensación de poca libertad crezca, acercándonos más y más a un fin inevitable. La realidad es que para que el amor florezca necesita confianza y libertad, me refiero a esa clase de confianza en donde a pesar de la incertidumbre, a pesar de que no podemos saberlo todo, confiamos en que esa persona nos contara, y será capaz de hablar con nosotros de aquellas cosas que puedan afectar el vínculo o simplemente de esas situaciones en donde nos equivocamos o de esas cosas que los demás no son capaces de hablar con nosotros, por ejemplo: Si un vestido nos hace ver gordas o cuando la panza del marido no es sexy. El amar es saber que aunque no podemos estar juntos físicamente todo el tiempo, estamos juntos por un vínculo, estamos juntos porque sabemos estar uno con el otro. El poder estar con una persona sin intentar poseerla es el más grande desafío que una relación tiene estamos juntos, pero no por eso nos volvemos uno, el amar es saber respetar la intimidad y la individualidad. ¡Juntos pero no revueltos!

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