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Estómago. Segundo cerebro.

¿HAMBRE DE QUÉ?

 

¿Has escuchado la frase: “a todo se acostumbra uno menos a no comer”? Con esto podemos ver lo que la comida representa para todos nosotros.


Imagínate un recién nacido. ¿Cuál es una de las primeras cosas que hace o mejor dicho le proporcionan después de la protección de una linda, suave y caliente vestimenta? Comida.


La comida podría representar la satisfacción de una de las necesidades básicas de cualquier ser vivo, que es la alimentación, pero en algunas especias y en el ser humano, la comida es más que eso. Desde el inicio de la vida la relacionamos con protección y amor o inseguridad y rechazo, es decir, la relacionamos con nuestro mundo emocional.


Desde el principio, el alimento está enganchado con una larga cadena de emociones, al grado de que en algunas ocasiones pueda llegar a confundirse, y al momento de sentirnos rebasados y enredados por algunas emociones, podamos buscar resolverlo con el alimento, comiendo o dejándolo de hacer, en donde pareciera que el alimento no satisfará solamente al estomago, sino también a la mente. La calmará y la dejará tan satisfecha que probablemente deje de pensar y sentir o a la inversa, rechazar el alimento para dejar al estomago sin comida, pero también dejar a la mente sin emociones complicadas con las cuales lidiar.


Esto podría llevarnos a un círculo interminable ya que la confusión podría embriagar al estómago y a la mente por un tiempo, pero al no trabajar con el sistema correcto, el cuerpo resentirá un ataque equivocado y masivo, dando como consecuencia un deterioro, y la mente seguirá demasiado llena de emociones no digeridas (rabia, rechazo, desesperación) o vacía de sentimientos anhelados (amor, ternura, deseo), es decir nunca se resolvió lo que se quería resolver.


No por equivocación un teórico psicoanalítico logró explicar de una manera espectacular el desarrollo psíquico, igualándolo a la función digestiva y explicando que la creación de pensamientos es algo muy similar a la digestión de los alimentos. Cuando nuestro sistema digestivo funciona de forma adecuada, logramos digerir los alimentos, se absorberá la mayor cantidad de nutrientes que nos ayudarán a mantenernos sanos y expulsará las toxinas y sustancias no necesarias para nuestro cuerpo. De la misma forma lo haría nuestra mente, donde al digerir de forma adecuada nuestras experiencias de la vida cotidiana, podríamos estar pensando en las cosas que nos suceden, los sentimientos que surgen y los conflictos que se presentan, para así tener una mayor posibilidad de entenderlos y resolverlos, pero es importante diferenciar que el cuerpo se alimenta con comida y la mente se alimenta de pensamientos.

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