Papás! vénganse a comer!
Hora de la comida = Bienestar de los abuelos
El rechazo a la vejez hace que no veamos la realidad y el potencial de esa etapa de la vida, cuando podemos disfrutar de la cotidianeidad junto a nuestros queridos "viejos".
Alguien dijo alguna vez que quien no descubre el sentido de una edad se ve condenado a vivir lo peor de esa edad, a sufrirla. Vale para todas las edades, no sólo la vejez. Esa es una responsabilidad de todos.
La vida familiar es un ámbito de crecimiento, entre otras cosas, porque nos permite la riqueza de ese contacto. Es un beneficio para abuelos y nietos, jóvenes y mayores. Es un factor dador de salud desde la familia. Debemos propiciar formas de intercambio intergeneracional.
Con la limitada o nula convivencia, los ancianos pierden el deseo de preparar alimentos que alarguen el gusto por comer haciendo dietas monótonas y de mala calidad; Bresard en un estudio encontró que los ancianos solteros o despojados de sus seres queridos, que vivían solos, tenían una ingestión calórica de 2,168 Kcal. comparada con 2,300 Kcal, para los que vivían dentro de un ambiente familiar.
La influencia familiar en la conducta alimentaria es definitiva, por lo que debe instruirse a los familiares sobre la alimentación del anciano para lograr una adecuada nutrición.
El símbolo que se le da a los ostiones; las reuniones o las fiestas antes de pensar a quienes se va a reunir, se está pensando en que se va a comer. Entre las festividades rurales la comida ocupa un símbolo tan importante, que se gastan recursos económicos que muchas veces no se tiene y resulta una alta ofensa si alguien no se come todo lo que se le sirve, que casi siempre es en exceso.
En la reunión dominguera cualquiera de nosotros "come sin darse cuenta" hasta 5 veces más de lo que se comería sólo en su casa ese mismo domingo. Y hasta parece ser que en los momentos más críticos hubo también una "última cena".
Podemos aprovechar momentos en nuestro día, semana o mes para convivir un poco más con nuestros abuelos o los más grandes del hogar. Las personas mayores tienen muchas cosas para dar. Experiencia acreditada en tantos años de vida. Historias que dan testimonio de la historia familiar, la tradición. Necesitan transmitirlo y la familia necesita recibirlo.
Que mejor momento para tener esta grata convivencia y aprendizaje de nuestros ancianos, que la Hora de la Comida, la cual es una tradición en nuestro país. Para nuestros abuelos representa una gran oportunidad de convivencia, de interacción con los más jóvenes y de enseñanza de vida para la familia, lo cual, al mismo tiempo contribuye en el bienestar nutricional y motivacional de nuestros abuelos.
No dejemos de aprovechar estos momentos de convivencia, no solo pensando en nuestros quehaceres o en nuestro beneficio, sino también en el de nuestros seres más queridos.
Así que recuerda: la Hora de la Comida puede ser el mejor momento y bienestar para uno de tus más grandes seres queridos.