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¿México es un país incluyente?


¿México es un país incluyente?

 

Cuando hablamos de homosexualidad, nos referimos a la preferencia sexual que una persona puede tener hacia otra del mismo género. Hago hincapié en “preferencia” porque es muy común que exista experimentación homosexual en algún momento, sin que la persona sienta que ésa sea su preferencia sexual, lo que no implica verdadera homosexualidad. Este fenómeno comienza comúnmente durante la niñez y la adolescencia y es un indicativo del desarrollo de la sexualidad de esa persona más que de su orientación final de adulto. A fines de la adolescencia, la mayor parte de las personas han identificado su orientación sexual, pudiendo ser heterosexual, homosexual o bisexual.


Mientras que muchos países ven las diferentes preferencias sexuales dentro de la normalidad, en lugares como México siguen siendo motivo de disputas y desencuentros en algunos estados de la República.


Uno de los ámbitos estudiados ha sido el laboral, en el que las personas gays han sido víctimas de actos discriminatorios. Al 20% de las personas de la comunidad LGBT se les preguntó sobre su condición sexual durante una entrevista de trabajo y un 14% fueron rechazadas para el empleo por su orientación o identidad sexual, según la primera Encuesta Nacional sobre Homofobia y el Mundo Laboral en México, realizada por el sitio web Enehache, la Comisión Nacional de Derechos Humanos.


Podemos pensar en una pareja gay que va de la mano por la calle puede sentir las miradas penetrantes de las personas que les rodean. No son insultados, ni amenazados físicamente, pero notan que están siendo observados. Dependiendo de la ciudad mexicana en la que se encuentren, la situación puede quedarse en un momento incómodo, o ir a más.


A pesar de que las formaciones culturales ligadas con identidades especificas tienen un importante impulso hacia la diferenciación, existe también un impulso decisivo a situarlas dentro del curso principal de la cultura. Es cierto que las identidades que han sido perseguidas, marginadas o estigmatizadas tienden a construir espacios más o menos cerrados de protección dentro de los cuales encuentran ambientes propicios para la manifestación de sus individualidades. Sin embargo, el fuljo cultural de los grupos identificados en la diversidad sexual encontrará uno de sus sentidos cruciales en la producción de una cultura que interactúe con y forme parte de la vida cultural de la nación, en lugar de constituir un lenguaje de gueto sin repercusiones hacia afuera de la comunidad.


Para crear aceptación y respeto a las formas de pensar y actuar de los otros tenemos que ser consientes de nuestra propia identidad entendiendo al otro fuera de los juicios y estigmas sociales teniendo tolerancia a lo que es diferente a nuestro alrededor y adaptándonos a los cambios de la era que vivimos.

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