Receta para ser el mejor abuelo del mundo
ABUELA PRIMERIZA
Recuerdo el día que llegaste, tan pequeñita y tan linda, me saltaba el corazón de alegría y emoción, mi hijo me daba una nieta y no para hacerme más vieja sino para darme la felicidad de que la extensión de mi raíz será más grande, como los árboles que tienen sus raíces bien profundas en la tierra dando vida. Quería decirte mil cosas, mil consejos, cosas de abuela, algunos dirán: “cosas de vieja” pero no!
En ese día no me hubieras entendido porque todavía tu lenguaje era el de los ángeles en la tierra. Eras tan pequeña, tan frágil.
Un nieto / nieta es algo muy especial, es esa personita que nos llena el alma, es nuestro legado en la tierra, luego de tantos años de existencia.
Sin embargo también ser abuelo(a) requiere cierta preparación psicológica ¡y física!
Algunos se deprimen, otros se crean tantas expectativas que lo único que hacen es presionarse a sí mismos; incluso hay quien abandona el resto de su vida para dedicarse cien por cien al nuevo retoño. En fin, ser abuela(o) no es tan sencillo.
¿Cómo ser el mejor abuelo del mundo?
La mejor forma es aprender, al igual que has tenido que aprender a ser padre, ahora tendrás que aprender a ser abuelo.
Hablar de cuando su papá o su mamá eran pequeños es una forma de conectar con él y de transmitirle fuertes lazos de unión con la familia.
En los primeros momentos la presencia de los abuelos es fundamental no sólo en el terreno afectivo, también en el material: es posible que tengas que echar una mano con tu tiempo.
Hay que tener bien claro que los abuelos no son los padres y, por lo tanto, las decisiones fundamentales deberán tomarlas los padres y los abuelos no deben invadir esos límites.
La sabiduría adquirida a lo largo de la vida, esa perspectiva madura y tranquila de las cosas que terminan dando los años son una fuente importante que enriquecer al niño.
Hemos dicho que es importante ayudar, pero también lo es que los abuelos no abandonen el resto de su vida, que no dejen aquellas cosas que habían emprendido y les resultaban satisfactorias.
Escucha a tu nieto, habla con él, ponte a su altura, mírale a los ojos, comparte su entusiasmo.
Si deseas discutir alguna cuestión de educación con los padres, hazlo sólo cuando estés a solas con ellos. Debes mantener una coherencia entre lo que los padres permiten y lo que permites tú.
Quiere a tus nietos por lo que ellos son, no por lo que tú quieres que sean.
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