Su cuerpo: la raíz de la mala conducta
¿CÓMO ES EL DESARROLLO FÍSICO EN LA NIÑEZ TEMPRANA?
La infancia es una etapa de la vida que trae muchas satisfacciones y alegrías para los padres, pero pasa tan rápido que, muchas veces, no se tiene la oportunidad de analizar a fondo qué es lo que pasa en la psique de los niños y, como padres, muchas veces nos preguntamos cómo podríamos ayudarlos a que se desarrollen cabalmente.
La capacidad motriz de los niños juega un papel muy importante durante esta etapa, porque es un componente fundamental en los sentimientos de competencia para enfrentar el ambiente. Le permite pensar que es independiente y capaz de atender a sus propias necesidades o, por el contrario, si tiene algún problema con la motricidad, lo hará sentir dependiente de la asistencia que le proporcionan los padres o las personas que se encuentran a su alrededor.
La manera en que un niño realiza sus tareas diarias refleja algunas características del temperamento y de la personalidad, tales como el nivel de energía, la agresividad, socialización y la confianza en sí mismo.
En esta etapa los niños duermen menos, adelgazan y se alargan, mejoran en actividades como caminar, correr, brincar, lanzar pelotas.
A medida que crecen, las extremidades (brazos y piernas) se alargan, la cabeza todavía es relativamente más grande que el tronco; el crecimiento muscular y esquelético continúa haciendo a los niños más fuertes. El desarrollo de los sentidos y de la motricidad le permite al niño una mejor coordinación entre lo que quiere y lo que puede realizar, los niños varían en su capacidad que depende de la genética y de las oportunidades que tengan para aprender y practicar las habilidades motoras.
Como los pulmones no se encuentran del todo desarrollados, los problemas respiratorios son comunes, gracias a estas enfermedades el sistema inmunológico del niño se verá beneficiado.
Nuestro comportamiento, nuestra capacidad de atención, cómo nos movemos y cómo nos relacionamos con nuestro entorno dependen directamente de nuestro sistema nervioso y de su estado de equilibrio y madurez. Cuando este estado no es el adecuado pueden surgir numerosos síntomas que lo reflejan.
Los métodos tradicionales tratan y trabajan estos síntomas. Si un niño tiene problemas de comportamiento, dichos métodos trabajan su conducta entrenando al niño en nuevas habilidades para el control de la misma. Si los problemas son atencionales, el niño recibirá un entrenamiento para mejorar su atención. Si surgen dificultades en la relación con los demás, la psicoterapia se ocupará de ayudare a relacionarse con los demás de manera asertiva. Y si tiene una motricidad fina o gruesa pobre, se trabajará la misma por medio de ejercicios motrices. Estos métodos son importantes y suponen avances en las habilidades del niño, pero trabajan solamente los síntomas, que pueden ser muy numerosos, y el trabajo es lento y costoso porque tratan y observan al paciente “desde fuera”, enfocándose en las manifestaciones del problema, sin buscar ni tratar las raíces del mismo.
Aunque las manifestaciones sean muchas y variadas, el problema puede ser único: una inmadurez o lesión en el sistema nervioso (salvo en los casos en los que los síntomas se deban a trastornos psicológicos o creados por tensiones provenientes del entorno del niño). Frecuentemente, tendemos a pensar que un niño tiene todos los problemas antes mencionados y nos preguntamos cómo puede ser posible que un ser tan pequeño tenga tantos problemas, sin darnos cuenta de que no se trata de diferentes problemas, sino de uno sólo con diferentes síntomas.
La novedad que aportan los métodos de reorganización neurológica o neurofuncional (“estimulación cerebral”), es que trabajan el problema detonante de todos los síntomas, trabajan “desde dentro” para que las manifestaciones exteriores cambien y se acerquen lo más posible a las deseadas.
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