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SOS Embarazo juvenil

Padres Adolescentes

“Crianza difícil”

La crianza es un proceso determinante para el desarrollo del individuo, en donde los cuidadores asumen el proceso de socialización de los menores. No así, cuando los adolescentes se apoderan de la crianza de su hijo, ya que se enfrentan al conflicto de socializar cuando aún se encuentran en el proceso de ser socializados, pues estos jóvenes padres aún dependen de la protección de la familia, sociedad y colegio


De esta manera, se observa que la maternidad y la paternidad son prácticas sociales sofisticadas que tienen la función principal de la reproducción del grupo social y la atención a los nuevos sujetos sociales, tomando diferentes sentidos de acuerdo con el momento de su producción.


El ser padres en la adolescencia se ha caracterizado por tener resultados difíciles, relacionados con la inmadurez física y psicológica, con su situación económica, familiar y educativa e incluso con su estado nutricional. Además, este tiene la tendencia de plantearse como un problema social y como una experiencia confusa que afecta biológica, emocional, afectiva, cognitiva y socialmente a la adolescente, a su hijo y a su entorno relacional.


Es de aclarar que bajo el modelo de madre y padre tolerantes, entregados, correspondientes y de amor incansable, se pueden generar en los adolescentes sentimientos de frustración ante la incompetencia para criar a su hijo y aunque se plantea una mayor necesidad de apoyo psicosocial, puede ser el momento en el que los jóvenes menos lo recibe. Esto hace que la experiencia se vuelva complicada, más en una época de la vida en la que usualmente los recursos generalmente son reducidos y las expectativas sobre el futuro inciertas.


Aunque por lo general se ha encontrado que la madre recibe el mayor impacto de la crianza, con frecuencia la vida del padre adolescente también se puede ver afectada, sobre todo si éste ha tomado una postura de compromiso frente a su hijo y a su pareja, ya que al igual que la mujer, los nuevos roles que se le presentan al joven padre sin haber logrado la independencia de su familia de origen, aumentan la necesidad de dependencia al compartir la crianza de su hijo con sus familiares (principalmente, con los familiares de la madre del hijo) y con la pareja.


Además, generalmente está atravesando por una época en la cual sus recursos pueden ser escasos y sus expectativas sobre el futuro son inciertas, así que debe dedicar su atención a la toma de decisiones que pueden transformar de manera radical sus planes educativos y profesionales.


Por otro lado, se ha encontrado que ciertos padres asumen la carga económica de la crianza, y el tiempo y las demandas sociales que implican estas responsabilidades, lo llevan a seguir un rol de padre intermitente hasta alcanzar las condiciones sociales, económicas y culturales necesarias para integrarse al mundo privado de la crianza de su hijo. Es así como se plantea que el vínculo padre adolescente – hijo es fundamentalmente económico y secundariamente afectivo, habiendo una necesidad de mayor involucramiento de estos jóvenes en la crianza, siendo un apoyo que facilite tomar las mejores decisiones para el bienestar de su hijo, de su pareja y de sí mismo.

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