¿Ahorrarme los Infiernitos?
Energía para nuestro proceso mental
Empecemos por física básica: la energía es la capacidad que posee un cuerpo (una masa) para realizar trabajo luego de ser sometido a una fuerza, es decir, el trabajo no se puede realizar sin energía y fuerza. En el aspecto anímico sería la capacidad de la mente para realizar una actividad psíquica (trabajo), al ser sometida a una fuerza. Debemos entender como "fuerza psíquica" aquella condición previa para que se den los procesos psíquicos y al mismo tiempo lleguen a tener cierto grado de acción.
El proceso de pensamiento requiere de energía para que éstos se conviertan en acciones. Este concepto, desde su inicio, es muy del enfoque psicoanalítico y veremos un poco de sus orígenes con estos pilares de la psicología.
La energía psíquica para Freud
La teoría freudiana considera a la psique una estructura compuesta de sistemas o instancias con la capacidad de transmitir y transformar una energía determinada.
Freud divide el funcionamiento del aparato psíquico en tres instancias: el Ello, el Yo y el Superyó; para decirlo coloquialmente el Ello es la parte instintiva del ser humano; el Yo es la personalidad, la imagen que mostramos al mundo; y el Superyó es el sistema de valores bajo el cual nos regimos. Para que cada una de estas instancias de la mente pueda funcionar se requiere de energía, que debe ser dividida entre las tres, si una de ellas gasta más energía que las otras dos, éstas se verán desbalanceadas lo que provocará inestabilidad en la respuesta del individuo.
La energía psíquica para Jung
Jung habla de energía psíquica y fuerza psíquica. La fuerza psíquica es la condición previa para que en el alma (consciencia) ocurra un proceso que después llegará a la acción. La energía psíquica sería la posibilidad de actualizar los procesos mentales.
Carl Jung comenta que los movimientos de la energía psíquica son principalmente dos: los que dan lugar a procesos psíquicos de progresión, el pensamiento que lleva a la acción (por ejemplo, pensar “tengo hambre” y después comer), y los procesos psíquicos de regresión que van desde la consciencia hacia las zonas profundas del inconsciente (pensar “tengo hambre” y reflexionar qué quiero comer, cuánto debo comer, qué tan saludable es, etc.). Cuando por cualquier razón este movimiento se ve obstaculizado, aumenta desagradablemente el valor psíquico de ciertos contenidos consientes, la libido no puede salir y regresa (fase regresiva) hacia el inconsciente, este obstáculo rompe el equilibrio.
Todos nuestros pensamientos conllevan un proceso de manipulación de energía dentro de nuestro organismo. Si el acto de pensar ocurre, por ejemplo, en momentos de estrés, o se tiene un pensamiento recurrente para tratar de solucionar pendientes (pre-ocupación) se requerirá un gasto de energía extra lo que ocasionará que, al final del día, el individuo se sienta agotado, como si el cuerpo físico hubiera hecho doble rutina de ejercicio en el gimnasio.
La terapia psicológica nos ayuda a ser conscientes del desgaste energético que llevamos a cabo al ocupar nuestra mente con pensamientos vacuos y dicha consciencia nos ayudará a mejorar nuestra calidad de vida.