Sufres por de melancolía ¿Por qué?
Él hubiera no existe
Si te hubiera dicho lo feliz que era a tu lado, si hubiera disfrutado más ese último abrazo, si hubiera querido más de lo que pude querer, si hubiera cambiado la forma de ver la vida, si hubiera entendido que él hubiera no existe, mi vida y dicha sería diferente.
Lamentos, corazonadas, esas espinitas de saber qué hubiera pasado si mi elección hubiera sido otra, cada expectativa esperada y resultado diferente, cada acción realizada y consecuencia vivida, cada acto, cada incertidumbre le dan vueltas y vueltas a la mente.
Si lanzáramos la pregunta, ¿Si él hubiera existiera, tu que hubieras hecho?, mareas y olas de recuerdos, pensamientos llegan a la mente concediendo la oportunidad de que acto en el pasado puedo cambiar y quizás esta sea la maquinaria que opera en todo ser humano, recordando y tratando de comprender si las acciones realizadas hubieran sido otras, cuál sería el rumbo de nuestra actual situación.
En su mayor de los casos, si no es que, en todos, nuestra energía psíquica, se nutre y se descarga según el pensamiento presente, si el recordar y lamentar acciones pasadas, produce incomodidad, malestar y cansancio físico la mente actúa de manera igualitaria cansándose de pensamientos cíclicos que se presentan una y otra vez.
Si me hubiera animado a salir con él, si hubiera provechado la oportunidad de un nuevo trabajo, si hubiera tenido carro, si hubiera cambiado mi forma de ser, si hubiera, si hubiera … Si hubiera entendido que mi energía, mi tiempo y mi vida puedo desperdiciarla menos, comprendiendo que, si pienso todas las posibilidades que tengo, que, si valoro mis actos y pienso antes de actuar, si valoro mi autonomía y confió en mis ideales podría evitar, el complejo futuro del “si hubiera”.
La realidad y el futuro se vuelven inciertos pues las respuestas de universo hacia nuestras preguntas suelen tardar, o no ser tan inmediatas, quizás el resultado, no sería no ser feliz, o quizás el resultado sea no estar sufriendo, si no en cualquiera de los dos casos, seria estar aprendiendo.
La parte emocional y mental de nuestro cuerpo logra conectarse a la parte física gracias a nuestras redes neuronales, un rompecabezas de más de mil piezas, como si fuese una telaraña donde las neuronas se conectan entre si, envían señales a todo el cerebro, compartiendo información de cómo es que nos sentimos y poder responder con alegría, sonrisas, lagrimas, enojo o frustración, la energía psíquica, como una pequeña pila recargable, al decir que se nutre como anteriormente se dijo, dependerá de las ideas y pensamientos positivos que envió a mi cerebro, así cobra vitalidad y me permite actuar bajo un sistema más dinámico y asertivo, logrando sentirme estable y activo a mi cuerpo humano, en caso contrario cuando las neuronas transmiten pensamientos e ideas negativas nuestra pila recargable tiende a debilitarse, impidiendo la realización o producción de sustancias como las endorfinas que nos producen placer, sin la energía psíquica no podríamos realizar con vitalidad las acciones, el pensar constantemente en que si hubiera cambiado una situación no implica o crea que mi presente estuviera en mejor estado, porque él hubiera no arreglaría mi situación actual.
Así como existe la frase cada quien es arquitecto de su propia vida, existe la frase de cada quien es arquitecto de su propio cerebro como lo decía Santiago Ramon y Cajal, construimos un mundo interno que dependiendo de nuestros pensamientos suelen ser de lamentos y sufrimientos mentales con reproches personales autodestructivos o un mundo interno, fortalecido de energía, con autoestima alta, expectativas de éxito, autovaloraciones y creencias en propios potenciales. Cerrar ciclos ayuda a perdonar los errores personales que causan los “Hubieras”, él hubiera no existe pero lo que sí existe es cambiar el reflejo del mundo exterior y ese es tu mundo interior, se positivo y lucha por ser, estar y sentirte mejor.