¡¿Cómo que la niña bonita no se enoja?!
El enojo de las niñas. “Las niñas lloran, los niños se enojan” Niño de 11 en consultorio. Es común escuchar este tipo de comentarios en niños de distintas edades, así como lo es también el escuchar a los padres decir “lo fea que se ve una niña enojada” y es que es fácil identificar la rabia, el enojo, los gritos, la violencia como elementos masculinos, sin embargo, las niñas, al igual que los niños, se enojan. Y es así porque el enojo es una emoción natural, todas las personas lo sentimos y no es bueno o malo, solo existe, en todo caso, el enojo sirve; es funcional, ya que el enojo es este foco rojo interno que nos hace alejarnos de una situación, defendernos, protestar y hasta cambiar. ¿Por qué huimos al enojo de las niñas? Es un asunto meramente de construcción social; lo percibimos poco femenino, la sociedad ha planteado que una mujer debe ser la vulnerable y el enojo hace parecer que se es fuerte, es más fácil que aceptemos el llanto; los estereotipos femeninos nos hacen creer que las mujeres pueden (y deben) llorar, por lo que el llanto de una niña puede hacernos sentir más cómodos que el grito de furia, se ha traducido que una mujer enojada “está loca” y al transmitir eso, se evita que se tenga dicha percepción de nuestras pequeñas; el enojo se traduce en situaciones de poder y estamos acostumbrados a que esos roles sean cumplidos por los varones. Algunas veces la forma de evitar el enojo es muy clara, diciendo que “las princesas” no se enojan, pero la mayoría de las veces es un acto de transmisión inconsciente, por ejemplo, juzgando a las mujeres que se enojan alrededor como exageradas o “histéricas” aún sin decirlo directamente a nuestras pequeñas, ellas perciben la inclinación negativa de la emoción y evitan a toda costa que sea lo que se piensa sobre ellas, en otras ocasiones, la reacción cuando una niña se enoja puede ser fría y distante, mientras que la que se tiene cuando la chiquita se presenta triste, es cercana y cálida, el mensaje que las niñas aprenden rápidamente es que obtienen más del entorno al entristecerse que al enojarse, de nuevo, intentando evitar lo segundo, o los roles de poder y fuerza social que se presentan son siempre masculinos, siendo los “débiles” los femeninos, así, en la búsqueda de la femineidad, las niñas evitarán signos que las hagan sentir masculinas y uno de esos signos, pueden creer que es el enojo. Sin embargo, enojarse es importante y que las niñas sepan que pueden hacerlo lo es más, ya que el enojo y un entorno que sepa contextualizarlo y actuar en consecuencia al mismo, será lo que aleje a nuestras niñas de situaciones peligrosas, les enseñará a poner límites, les dará una voz clara y fuerte frente a las injusticias, les permitirá tener más lugares de liderazgo, les hará saber que está bien sentir, por lo tanto dudarán menos de ellas mismas, les ayudará a tomar decisiones en momentos estresantes, entre muchos aspectos más. Este país y este mundo, necesita mujeres que puedan enojarse, que sepan que hacer con ese enojo y para eso; necesitamos acompañarlas desde pequeñas, validar su enojo, enseñarles que pueden hacer con el, enaltecer la fuerza femenina y no tratar de opacarla con ideas estereotipadas de debilidad femenina. Obsérvate, trata de identificar si de alguna manera obvia o sutil evitas que las niñas alrededor tuyo se muestren enojadas, si es así, puedes trabajarlo, puedes hacerlo consciente y cambiar poco a poco tu conducta, pero si tus actitudes vienen de un pensamiento muy arraigado o una concepción de lo femenino que no te lo permite, siempre puedes buscar ayuda profesional.