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Alimentación en la tercera edad

ALIMENTACION EN LA TERCERA EDAD

Muchas preguntas surgen cuando se piensa en la alimentación que pueden, o deberían, llevar los adultos mayores. ¿Hay comidas o bebidas que conviene evitar? ¿La dieta es la misma para hombres y mujeres? ¿Deben hacer las cuatro comidas diarias o comer solo cuando tienen hambre?


Con el paso de los años se nos olvida que “somos lo que comemos”. Parte de la tercera edad debe hacer un cambio en su alimentación.


Muchas veces, los ancianos empiezan a cometer una serie de errores que afectan directamente a su nutrición, como el hecho de evitar cocinar porque tienen problemas de movilidad, pérdida de apetito o cansancio.


Todo ello, sumado a la eliminación de múltiples productos de la dieta que son difíciles de masticar como la carne y el pescado, son algunos ejemplos de los cambios que sufre la alimentación de los ancianos y que debemos tener en cuenta.


Aunque parezca que nunca nos tocará a nosotros, llegar a una cierta edad significa no sólo sumar años a la fecha de nacimiento, sino también experimentar cambios corporales visibles e invisibles.


Somos conscientes de que los años traen arrugas, patas de gallo y algunos lamentos, pero ¿qué hay de los cambios que sufre nuestro interior?


Tanto la disminución de papilas gustativas como una menor capacidad olfativa y la inferior producción de saliva afectan a nuestra alimentación.


Además, otro de los cambios que trae el hacerse mayor es el mayor número de posibilidades de sufrir enfermedades como la hipertensión y diabetes , o el desgaste de la dentadura.


¿Cómo debería ser una “dieta” para un adulto mayor?

A la hora de planificar una dieta, se debería tener en cuenta que sea:

* Individualizada.

* Equilibrada en nutrientes.

* Variada, con presentaciones atractivas y coloridas.

* Con comidas fáciles de preparar, gustosas, de fácil masticación y digestión.

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