Mi familia y forma de comer - Related
- Psic. Diana Camacho
- 9 ene 2018
- 2 Min. de lectura
La influencia de la familia en la manera en la que comemos.

Es bien sabido que en México comemos para todo: para festejar, para olvidar, para convivir simplemente.
¿Quiénes de nosotros nos salvamos de esto? ¿Quién se ha salvado de comer recalentado durante 10 días posteriores a Navidad? ¿Quién no ha tenido un atracón de rosca de reyes en 3…2…1?
El pozole del 15 de Septiembre, la comida de la empresa y la cena romántica con la cena ideal que se arruina por una indigestión. Son todos ejemplos de situaciones en las que la comida y su ingesta juegan un papel protagónico.
Todas las costumbres son aprendidas y absorbidas al interior del sistema familiar. Muchos de estos rituales y actividades que llevamos a cabo día con día ayudan a mantener la cohesión y nos hacen sentir integrados. Nos permiten sentirnos pertenecientes al grupo y a la institución que son la familia misma. Son saludables, son cohesión y nos dan identidad.
No obstante, no todas estas cosas que hacemos desde pequeños y que ya ni siquiera nos cuestionamos nos hacen bien. Algunas de ellas pueden volverse tarde que temprano en situaciones cíclicas que nos auto dañan, que nos sabotean, nos inflaman y nos hacen sumamente infelices. El sobrepeso es insatisfacción.
Ha sido muy investigada la relación que tiene la comida con las emociones. Es el estómago el segundo cerebro gracias al que podemos procesar las emociones y es por eso que todas las emociones se sienten en el estómago: el hoyo en la panza es por el enojo, las mariposas en el estómago son enamoramiento y son ilusión.
Lo mejor que podemos hacer a 5 días de comenzar con el año es reflexionar acerca de cuales son aquellos patrones familiares (relacionados o no con los alimentos) que queremos conservar, que queremos abrazar. Y también cuales son aquellos contra los que queremos declarar la guerra: dedicar 9 de los 10 de nuestra lista de propósitos que nos ayudan a encarar este 2018 que se nos pone tan enfrente.
