Frienemies ¿amiga o enemiga?
Frenemies: ¿amigas o enemigas?
Suele pasar ¿no? Tienes una amiga que parece tu enemiga. Jura que te ama pero te hace los comentarios más crueles y despiadados en público, sus críticas siempre te afectan y cuando se lo dices te argumenta que lo hace con la mejor intención y por tu bien. Incluso, llegas a sentir que se harta de ti cuando te da consejos prácticos como: “ánimo” o “tienes que sacar lo negativo de tu vida” en función de no seguir escuchando lo que te aqueja.
Pues bien, si este es tu caso, quiero decirte que ella no es tu amiga. O ya no lo es más. Quizás lo fueron y se adoraron mucho tiempo o todavía se quieren muchísimo pero ya no es tu amiga.
Y está bien, ¿sabes?
Las amistades también cambian y evolucionan. A veces no nos gusta hacia donde van o el resultado que obtenemos de ellas. Y a veces también son separaciones o distanciamientos temporales. Porque las amistades también son relaciones humanas, vínculos imperfectos que cambian de acuerdo con la historia personal.
Lo malo es que duelen como cualquier otra relación y a veces no nos permitimos sentir ese dolor que nos causa perder a una amiga a quien hemos querido bastante. Habría que permitirse una misma llorarle a esa amiga que ya no está y que ya no era la misma de siempre.
Lo que no es viable es mantener una amistad que parece todo lo contrario, con rivalidades, comentarios hirientes y desapego. En todo caso parecería más sano no tener una mejor amiga y tener un grupo de gente confiable y honesta. No pasa nada si no estás en “pareja” con una amiga que, evidentemente, no te aprecia tanto o bien no sabe relacionarse sanamente con otras mujeres, en este caso tú.
Así que no lo dudes, no hay “amigas-enemigas”. Hay vínculos afectivos o no lo hay. No permanezcas en esas relaciones que no te dejan satisfecha o te lastiman con frecuencia, no te van a acercar a un lugar de empoderamiento o bienestar. Más vale sola, dirían nuestras abuelas. Y además, hay miles de mujeres por ahí buscando una amiga sincera con quien poder hablar. No te conformes, quiérete para que puedas querer a las otras.
Al final, el vínculo más poderoso es el que tenemos con nosotras mismas y es el que va a definir como nos relacionamos con hombres y mujeres ya sea en familia, en pareja y, si, también en la amistad.