PERVERSO ¡Todo es cuestión de grados!
¡Todo es cuestión de grados!
La adolescencia es quizás la única etapa en la vida donde muchas de las conductas que se tachan de psicopáticas ( es decir, relacionadas a quebrantar las normas y a no empatizar con los otros), crueles, arriesgadas, radicales pueden caber en el marco de esta etapa de la vida y considerarse “ normales”, repito siempre y cuando se presenten en esta etapa del ciclo de la vida, ya que al presentarse en otra ( infancia, adultez temprana, adultez, vejez) cambia considerablemente el contexto y por ende la función y las causas de dichas conductas.
La perversión no es la excepción en nuestro listado, que quiero decir con ello, que las conductas bizarras y que se salen de una norma ( características de la perversión entre otras ) pueden ser hasta cierto punto esperables en el adolescente y ser signo de que internamente su psique está en una revolución constante con la meta de encontrar una identidad que le siente para el resto de su vida, no dejando de lado que todos los seres humanos sin importar nuestra edad estamos en constante transformación sin embargo hay elementos que forman parte de nuestra “ base” que son los que permanecen en el tiempo y son más difíciles de permear.
Si hiciéramos una encuesta de qué conceptos relacionamos a esta etapa de la vida (adolescencia) no sería sorprendente encontrarnos con violación de reglas, excitación sexual, pasión, ídolos… Te invito a hacer el ejercicio contigo mismo… ¿qué es lo primero que viene a tu mente al pensar en adolescencia? ¿Se relaciona o se parece con lo que recién leíste? Te exhorto para que mires esas conductas desviadas en los adolescentes no con la etiqueta de perversiones sino como parte de una ajetreada búsqueda de su ser que requiere explorar, irrumpir y descubrir a través de experiencias que irán viviendo como placenteras o displacenteras para ir perfilando sus gustos y preferencias en su futuro cercano como adultos.
Finalmente como alguna vez alguien me dijo “todo es cuestión de grados”, es decir, si esporádicamente nos damos la libertad de diversificar nuestro pensar y actuar, probablemente algo provechoso podamos sacar de ello. Pondré un breve ejemplo: los niños se entretienen en edad preescolar principalmente con juguetes que pueden manipular (debido a que viven el mundo a través de sus sentidos) pero eso no quiere decir que de repente un adulto también se encuentre entretenido con algún juguete, ¿cierto? Varía el tiempo invertido y la frecuencia con que cada uno lo hace pero ambos nos remiten a la misma conducta que no necesariamente debe ser tachada como inadecuada. ¿Te ha pasado? ¿ Tú que piensas?