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El Hombre como esencia

El Hombre como esencia / El papel fundamental del hombre en sociedad, un sostén interesante dentro del núcleo familiar.


Con la transformación de las épocas y la llegada de generaciones nuevas, los cambios en las diferentes aristas de “Los Hombres” son recurrentemente confusos. Hoy día, pese a las nuevas disposiciones, pese a los nuevos panoramas de una “Educación” distinta los varones, en las sociedades, no solo occidentales si no, me atrevería mencionarlo, del mundo entero, han creado confusiones a través de estas transformaciones obligadas por la sociedad.


Con anterioridad, además de que se creía, se implementaba y se llevaba a cabo, el Varón era un grato e indispensable sostenedor de hogar (quiero compartir que a través de las épocas el hombre como esencia, era aquel en quien se podía confiar, pues nos dotaba como cabeza de familia de todo lo que nos hacía falta, recuerdos de un pasado soñado, me remontan a las cenas familiares, en donde la silla principal siempre era ocupada por el Abuelo y a su lado derecho el Hijo mayor, quien heredaría la silla una vez que este faltara y una vez casados, la tradición seguía en las casas de los hijos, aquellas cenas no se llevaban a cabo si el Abuelo no se sentaba en su lugar, podíamos estar todos sentados ero si él demoraba todo se paraba, hasta que él hacia su gran entrada triunfal. Y esto indudablemente hacia que el papel del hombre dentro de la casa, en una familia y para la sociedad fuera real, fuera funcional, sin embargo, aquellas épocas de gloria en donde el Hombre era tratado con respeto y honestidad han cambiado, aquellas frecuencias vibratorias en las cuales los hombres eran fuente de sostén material se han ido volando, como las intenciones de ser un padre ejemplar, como las esperanzas de ser un marido hogareño todo esto en nuestro siglo es solo añoranzas, recuerdos que probablemente cuando nos volvamos sensibles y humanos, podremos rescatar, no quiero decir que los hombres de aquellos ayeres eras solo ejemplares y que no tenían errores, claro que no, son los errores indispensables para avanzar y ser mejores, más leales, más sinceros y menos siniestros, que tal parece que eso es lo que somos los hombres de hoy en día.) Pues hoy, lo que menos perseguimos son hombres de bien y de trabajo perfecto, aquellos que sueñan en lograr cimentar una casa, construida con sus propias manos, aquellos que encaminaban a sus hijos hacia el camino del bien y la rectitud, hoy, los hombres han perdido el sentido responsable paterno y cada día hay menos familias nucleares, cada vez hay menos hombres responsables y dedicados a hogar desde un papel paternal, hoy los roles se han invertido, quedándose ellos en casa al cuidado de la comida y de los hijos, mal interpretando la funcionalidad que como hombres tenemos, se les ha hecho más fácil, domesticar sus funciones y el campo físico para el cual hemos sido diseñados y creados, llenándonos de conformismo, ira y muchas veces misoginia, transformada en violencia y desprecio, no es que en épocas pasadas la violencia hacia la mujer no existía, pero era mínima y no al grado en el cual vivimos hoy.


Si tan solo pudiéramos reconectar a los hombres a lo que era.

Si tan solo les diéramos y nos diéramos la oportunidad de crearnos, resetearnos. Lograríamos una convivencia sana y armónica con nuestro ser interno y los seres que nos rodean.

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