NUERA ladrona
Mi nuera me robo a mi hijo
En las relaciones entre suegra y nuera no se espera que haya una amistad profunda, porque no es una relación elegida, sino impuesta por las circunstancias, pero advierte que es un afecto que se puede ir desarrollando en el tiempo y existen claves para lograrlo: "Una política importante para una suegra es dar la máxima libertad a su hijo y su nuera". "La característica esencial de la suegra es la discreción y de la nuera, el respeto".
Uno de los principales problemas no es de las madres, de esas suegras, es de los hijos que no saben poner freno a su intromisión, algo que termina generando bastantes conflictos.
En realidad, el gran inconveniente no es cuando la suegra tira la primera piedra, sino cuando el hijo no defiende a su esposa su nueva familia por decisión porque también puede suceder a la inversa con la madre de la mujer o hasta con los padres, aunque es cierto que en este último caso se da con menor frecuencia.
Los conflictos suelen surgir porque ambas partes sienten una invasión de territorio. Una suegra a menudo es incapaz de compartir con otra persona el hijo al que lleva 20 años criando y siente que alguien está intentando ocupar su lugar. Estos miedos van intrínsecos en la naturaleza protectora de la madre.
Ocurre también que algunas suegras viven con una idea preconcebida de la nuera que quieren tener; al no cumplirse las expectativas, se desencadena un sentimiento negativo, casi involuntario, y se consideran las decisiones de la nuera como actos de rebeldía.
Por su parte, las nueras son conscientes de lo fuerte que puede ser el vínculo entre madre e hijo y temen no ser capaces de mantener nunca una relación igual de sólida. Saben que se les exigirá mucho, y la presión les genera inconscientemente rechazo, inseguridad y temor.
Esto afecta de muchas maneras cuando ni nuera ni suegra quieren aceptar que ambas necesitan reconocimiento y respeto mutuo. El conflicto puede agravarse, incluso acarreando enfermedades que necesitan tratamiento psicológico, tales como la depresión o la histeria. La mala relación acaba resultando en una guerra en la que no hay bandos ganadores, solo perdedores.
De lo más difícil puede ser el de establecer roles con tu pareja dependiendo la etapa de desarrollo de tu familia y su nueva estructura. Realiza negociaciones con tu esposo acerca de planes, comidas, vacaciones, festejos con su madre y familia extensa para mayor entendimiento, apertura de diálogo, empatía y aceptación de los cambios. Esto ayudará a una mejor convivencia en cuanto a tiempo y calidad y mantener respeto en los roles y aceptación de límites en base a la comunicación.