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Sólo por un rato

Sólo por un rato


Es más que conocido la labilidad emocional en los adolescentes. Para aquellos que se están preguntando ¿Qué es? Les aseguro que aunque no lo sepan, es de las ideas que les viene a la mente cuando escuchan la palabra “adolescente”. El término hace alusión a la facilidad con la que se puede cambiar de ánimo ante el menor estímulo, ya sea interno o externo.


No es raro observar algún adolescente que puede pasar de la risa al llanto o del enojo a la risa, por decir algunos de los innumerables ejemplos.


Retomando la idea de este artículo que se titula “Sólo por un rato” quisiera pensarlo de acuerdo a lo citado con anterioridad. ¿Cómo viven los adolescentes la felicidad? Es difícil discernir ya que no sólo en esta etapa, sino a lo largo de la vida, lo que hace a un ser humano feliz es algo totalmente subjetivo.


Lo que sí podemos inferir es la duración de esa felicidad (llámese alegría, éxtasis, gozo, placer, dicha… etc) y ésta tenderá a ser corta, o mejor dicho, breve.


La felicidad de acuerdo a muchos filósofos se compone de instantes y ésta no es la excepción. Me gustaría rescatar o invitarlos a reflexionar sobre las causas que despiertan estos estados de alegría… ¿distará mucho de lo que regocija a los adultos?


Pareciera que conforme vamos creciendo nuestras expectativas del mundo se vuelven más complejas, naturalmente ya que nuestros deseos, obligaciones y saberes se incrementan. Lo que por otro lado pareciera lamentable es que la facilidad con la que uno puede “hacer feliz” a un niño se dificulta conforme va creciendo, ya que las cosas simples o sencillas que dé inicio podían brindar dicha (la sonrisa de la madre, estar en compañía de sus padres, ver animales ) ya no tienen el mismo efecto. Uno podía pensar que es lógico debido a que los niños van descubriendo el mundo y muchas cosas de su entorno les generan sorpresas agradables, que se pueden traducir en pequeños instantes de “felicidad” sin embargo cuestiono el por qué la sencillez o viabilidad con la que se viven esos momentos de niño y también de adolescente (si bien menos) se esfuma con la edad, trayendo en varias ocasiones adultos difíciles de disfrutar o complacer.


Tal vez los estímulos que buscamos para sentirnos bien cambien pero no necesariamente debería cambiar la viabilidad de encontrarlos y ello depende en gran medida de nosotros.


Tú como adolescente, ¿qué consideras que tienes al alcance de tu mano que en este momento te pueda hacer sentir bien? Sería interesante hacer el ejercicio en meditar que tanto la viabilidad de aquello que quiere me provoca tranquilidad y bienestar mientras que entre más complicado veamos acceder a eso que anhelamos, nos pueda hacer sentir en desesperanza o frustración.


Por último quisiera hacer una breve acotación: con ello no pretendo dejar de lado las metas que por momentos o de inicio parecen imposibles pero que llegado el momento de alcanzarlas nos brindan la mayor de las satisfacciones; desde mi parecer se trata de intercalar estímulos que sean viables frente a otros que requieren de nuestra perseverancia para poder tener un estado de ánimo relativamente “feliz”.

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