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Signos de abuso sexual

Lo no rico del sexo, pero necesario.


Como adultos, debemos conocer ciertos signos que nos puedan hacer sospechar que nuestro hijo es víctima de un abuso y los menores también deben aprender a ser conscientes de ello.


Pongamos atención a cambios de comportamiento o de humor, como temor a estar solos, con determinados miembros de la familia o personas de su entorno. Así mismo, son significativos signos como: alteración en los hábitos alimenticios, irritabilidad, llantos más frecuentes, rechazo al propio cuerpo, pesadillas y problemas de sueño, conductas regresivas como chuparse el dedo, tendencia a aislarse o dificultad en las relaciones sociales, un descenso en el rendimiento escolar o incluso autolesiones.


A nivel emocional puede aparecer un miedo generalizado, sentimientos de vergüenza, culpa, ansiedad, agresividad o disminución de la autoestima. Mientras que en el plano sexual, una precocidad impropia para su edad, rechazo de las caricias o de contactos físicos con adultos, problemas de identidad sexual, exhibicionismo o masturbación compulsiva.


También pueden presentarse síntomas físicos como inflamación en las zonas genitales, pérdida del control de esfínteres, dolor o heridas en la zona genital o anal o enfermedades de transmisión sexual en estas zonas.


Aún así, el experto remarca que muchos de estos indicadores pueden estar relacionados con otro tipo de problemas que no estén vinculados a experiencias de abuso. No obstante, son útiles para que los padres puedan identificarlos, pregunten a los niños o acudan a un especialista (pediatra, psiquiatra, psicólogo…) y así les oriente o diagnostique las causas de estos cambios.


A nivel emocional, los niños que sufren abusos tienen sentimientos de vergüenza y culpa.

Y hay que tener en cuenta que, dependiendo el entorno donde se desarrolle, tendrá diferentes conceptos de lo que es violento o dañino para él: “el niño no sabe que es abusado hasta que se le señala que es así”

Así mismo, aunque empleamos la palabra ‘abuso’ de manera genérica, el experto recuerda que existen varias formas:

  • Físico: cuando se ejerce la violencia como golpes, empujones, quemaduras o cualquier otro tipo de acción violenta.

  • Emocional: se puede manifestar en humillaciones, comentarios despectivos, castigos.

  • Negligencia o abandono: cuando las personas encargadas del cuidado, de las necesidades y protección de los niños no realizan estas funciones y provocan sentimientos de soledad y vacío emocional, incapacidad para aprender a cuidar de sí mismos y del desarrollo de funciones mentales como la empatía, la capacidad de reflexión y comprensión en la relación con los otros.

  • Sexual: cuando un adulto u otro menor expone a un niño a prácticas sexuales no consentidas (penetración oral, genital o anal, mostrar material pornográfico, la realización de fotos o videos de carácter sexual o hablar de sexualidad de una forma inapropiada para su edad), mediante abuso de poder o porque se escapa a su comprensión.


Ampliando la comunicación con las pesonas con quien convivimos podemos notar cualquier cambio y preguntar sabiendo que existe la confianza de hablar por más que el tema nos de vergüenza mejor saber a imaginar.

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