El Rosa y Azul de las relaciones amorosas <3
Actualmente vivimos en un mundo donde “la homofobia ya pasó de moda”, o por lo menos es la idea que comienza a estar presente en nuestra vida cotidiana.
Cada vez más chicos salen del closet o ni siquiera entran en él, pudiendo expresar desde jóvenes, con sus amigos, familia y compañeros que su interés romántico es hacia personas de su mismo sexo.
Los estándares tradicionales se han transformado, podemos elegir si queremos casarnos o preferimos la unión libre, podemos elegir estudiar una carrera universitaria o viajar antes de tener hijos e incluso tener pareja puede ser un plan que puede esperar gracias a que podemos dar prioridad a otros planes.
Muchas de las dificultades que aparecen en la actualidad ya no consisten en casarnos antes de los 30 años ahora consiste en saber si encontraremos a la persona adecuada o, si ya vivimos una relación de pareja, si seremos la persona adecuada.
Aunque este panorama suena bastante alentador nos cuesta trabajo que nuestra mirada salga de la normalidad “rosa-azul”, cuando dos personas deciden iniciar una relación sentimental, no importa si es unión libre, noviazgo, matrimonio, etcétera, y tampoco importa si la relación es heterosexual u homosexual, siempre aparece la pregunta ¿Quién es el hombre y quién es la mujer? Como si esto fuera lo natural en las relaciones.
Así como vivimos natural la diferencia IPN-UNAM, pepsi-coca o batman-superman, también se considera natural la distinción masculino/femenino como si no existieran puntos intermedios u otras formas de vivir nuestras relaciones.
El modelo hombre/mujer ha sido útil en momentos donde casarse y encontrar al príncipe azul y hallar la vida color rosa era el único camino a la felicidad, pero que ya no se ajustan a nuestra realidad.
Ya no se trata de que sea uno quien limpie la casa y otro quien salga a trabajar para traer el sustento a casa, o de saber quién se le declaró a quién; ahora podemos decidirlo, acordar si ambos trabajaremos o si sólo uno de nosotros lo hará.
Así como lo masculino no es ser dominante o agresivo ni lo femenino es ser sumiso y abnegado. Pensar en quién es la persona “dominante” y quién es la persona “pasiva” comienza a perder importancia cuando se trata de que ambos nos pongamos de acuerdo.
Este es uno de los grandes retos en las parejas en la actualidad, el estándar activo/pasivo que solía predominar ya no es aplicable a nuestro estilo de vida donde ambos miembros de la pareja deciden los límites de lo que será su relación de pareja.
Como sabemos, el encuentro entre dos personas es como el contacto entre dos sustancias químicas; si hay alguna reacción, ambas se transforman, es momento de definir lo que esperas encontrar y qué es lo que puedes ofrecer antes de pensar si serás el príncipe azul o la princesa en tu relación.