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Micromachismos

Micromachismos



Toda marca de violencia contra las mujeres en México ha llegado al límite de obligarnos a poner pautas directas a nivel nacional. Desde los feminicidios hasta los crímenes de odio hacia personas transgénero y de la disidencia sexual. La violencia sexista va en aumento a la par de otros tipos de violencias que se viven en el país. Especialmente la ejercida contra las mujeres, crece como una bola de nieve porque hay un terreno propicio abonado por la impunidad, la crisis del sistema judicial, la crisis económica, la descomposición social. Además de la falta de solidaridad y sororidad misma, cohesión comunitaria ,etc. la anuencia y el silencio de los observadores pasivos.


Mujeres maltratadas, varones violentos: dos dramáticos aspectos de las asimétricas relaciones de género. En todo el mundo occidental, la violencia (masculina) hacia las mujeres se torna evidente y se deslegitima de forma creciente. Cada vez más, los dispositivos jurídicos y sanitarios ejercen acciones sobre las personas involucradas, y el campo de la salud mental no es ajeno a ello.


Sin embargo, la deslegitimación y los abordajes legales y terapéuticos se han realizado casi exclusivamente sobre las formas evidentes, máximas y trágicas de dicha violencia y sus efectos. Pero, si pensamos que la violencia de género es toda acción que coacciona, limita o restringe la libertad y dignidad de las mujeres, podemos comprobar que quedan ignoradas múltiples prácticas de violencia y dominación masculina en lo cotidiano, algunas consideradas normales, algunas ignoradas y otras legitimadas, y que por ello se ejecutan impunemente.


Desconocedores de ellas, muchas mujeres, profesionales de la salud y familiares (y a veces los varones, ya que muchas de ellas son no conscientes) no las perciben, o lo hacen acríticamente, con lo que contribuyen a perpetuarlas.


Mi propósito en estas líneas es poner en evidencia estas prácticas, a las que algunos autores llaman pequeñas tiranías, terrorismo íntimo o violencia "blanda" o "micromachismos".


Algunos ejemplos para pensar en lo naturalizado que tenemos diferentes conceptos que marcan comparación, humillación y sometimiento:


  • Distinguir entre señorita y señora


  • La bebida fuerte para él.


  • “Déjame, que tú no sabes” Frases como esa o “quita que yo lo acabo más rápido” solo contribuyen a que ellas sigan haciendo lo que ellos también deben hacer. Mujer, no asumas que el resultado es siempre tu responsabilidad.


  • El camarero le lleva la cuenta a él


  • Dominar con el silencio y así decidir cuándo y cómo se hablará de algo. Suele ir acompañado de un “eres una histérica” o un “estás exagerando”, la guinda del pastel que se corresponde con el tópico de que la mujer es una sentimental e impulsiva incapaz de razonar.


  • Los pañales son cosas de mujeres. Los hombres, aunque quieran, no pueden porque ni siquiera hay un espacio donde puedan hacerlo.


  • “¡Vaya modelito!” En las bodas, en las graduaciones, en las entregas de premios, etc. se comenta solo la indumentaria de las mujeres y se realizan críticas muy duras a quien se sale de la norma. Por supuesto ellos irán cómodos y ellas con vestidos entallados y con tacones.


  • “Sonríe que estás muy seria”


  • Nombres distintos en las mismas profesiones


  • Las mujeres pagan menos en los bares. No es discriminación positiva, es tratar a las mujeres como ganado, ellas son el producto.


  • Comentar que una mujer no se ha depilado


  • Recurrir a tu padre, un novio o un amigo. Instalar un programa, colgar un cuadro o abrir un frasco no son tareas imposibles, la fuerza no es la clave.


  • Uniformes con falda para ellas y pantalones para ellos


  • Regalar cosas diferentes a niños y niñas


  • Hacer algo "como una mujer" es un insulto.


  • “Así no se comporta una señorita”

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