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¡A TODA Madre!

¡A TODA Madre!



Tal parece que “Ser a toda madre” es cuando:

- se responde a la presión de los amigos a beber alcohol o consumir drogas

- aventurarse a hacer cosas que en realidad uno no quiere realizar al 100%

- “hacer feliz a la pareja” siendo y haciendo lo que la otra persona demanda

- dar “todo” a los hijos, para que “no les falte nada”


Menuda complacencia cuando el bebé tiene la noción de que la madre es una extensión de él mismo y cubre por completo sus necesidades físicas y afectivas. En principio esta es una de las funciones de la “buena madre” atender a “su majestad el bebé”, para quien dispone todo su cuerpo, tiempo, dedicación y admiración; a quien mira, abraza, acaricia, nutre, erotiza, y ama.


¿A quién no le gustaría permanecer en este estado alucinatorio de placer?


El estado idílico que se vive con la madre en los primeros días y meses, fija una memoria significativa para la vida, la cual a lo largo del tiempo se busca reencontrar a través de los vínculos afectivos, principalmente en las relaciones de pareja, sobre las que escuchamos algunas frases como: “tú y yo somos uno mismo“, “eres mi media naranja”, “somos almas gemelas”, “somos el uno para el otro”, “por ti daría mi vida”, “contigo hasta el infinito y más allá”, “Eres mi Todo”, y así, es como la fantasía de la completitud se hace presente a través de estos destellos de luz.


Regresando a la etapa del cachorro humano, para que la madre cumpla con la función de “buena madre” será necesario romper el estado de simbiosis establecido con “su majestad el bebé” y dar cabida al proceso de desapego “desilusión”, al no responder de manera inmediata al llamado y demanda del infante. De esta manera, el menor tendrá que generar y poner en práctica sus propios recursos de confianza, autonomía, seguridad y de relación con los otros y su contexto social.


Este proceso de apego y desapego es algo que está presente en las relaciones a cualquier edad,


Ejemplo:

Patricio visita a Alicia y antes de saludarle dice:

- ¡te mandé mensaje y nunca respondiste!

- me quedé sin pila

- ¡pero si viste el mensaje!

- sí, pero ya no alcancé a responder

- esto no es amor, ¡no te interesa la relación!


¿Qué tan permisivo o demandante eres en tus relaciones?


Itzel Reyes González. Maestra en Clínica Psicoanalítica. 553222.3005 amoresmovimiento@gmail.comInstagram:@amoresmovimiento

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