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El reto de la inclusión

El reto de la inclusión

¿Te resulta sencillo expresar tu punto de vista incluso aunque no concuerdes con los demás? Aunque la respuesta sea afirmativa, seguramente notarás que no es del todo cierto.


En la actualidad hay temas que antes ni siquiera se mencionaban o que eran controversiales como la religión, política o la sexualidad. Tenemos mayores libertades, podemos elegir la ropa que usamos, el tipo de trabajo que queramos y si desconocemos sobre algún tema simplemente lo buscamos en línea y tenemos la respuesta.


Nuestro modo de vida es dinámico, estamos en contacto con una cantidad numerosa de personas, cada una con sus opiniones y sugerencias aunque no conozcas en persona a todos y sólo sepas de ellos usando las redes sociales como Facebook.


En línea puedes hacer una publicación y compartir tus momentos, salidas a lugares nuevos, conciertos o restaurantes y siempre habrá alguien que vea tu publicación dispuesto a ofrecerte su “humilde opinión”.


En otros momentos históricos las personas simplemente asumían lo correcto y se apegaban a ello callando o ignorando lo que saliera de la norma, como el caso del matrimonio, tener hijos o la heterosexualidad; actualmente podemos poner las cartas sobre la mesa y elegir si queremos casarnos, con quién tener relaciones de pareja o si queremos tener hijos.


Es curioso ver cómo justo en la época de la “inclusión” es cuando las personas tenemos un mayor temor a ser rechazados. El riesgo de esta “libre elección” es que debemos ser tolerantes con ideologías cada vez más variadas a riesgo de sentirnos rechazados.


Aunque podemos elegir nuestro estilo de vida de manera más libre, esto lo hace más complicado, aunque tengas libertad de elegir la ropa que usas, debes elegirla siempre variada; si a alguien le gusta, por ejemplo, el azul, decidiera siempre vestirse de ese color, no tardaría mucho antes de que la gente a su alrededor le comente que parece fotografía.


De la misma manera pasa con los demás, parecería que somos incluyentes, pero si alguien habla de manera “no incluyente” o de manera negativa, inmediatamente recibe la recomendación de que cambie su manera de expresarse.


Si expresas que estás enojado o triste inmediatamente habrá alguien que te intente calmar, eso no aleja los malos momentos, sólo hace que no los podamos mencionar.


Justo ese es el reto, incluimos aquello que se vea feliz o agradable, pero sin notarlo, tenemos el temor de sentirnos criticados cuando nuestra opinión pueda molestarle u ofender a los demás.


La libertad consiste en actuar como quieras mientras no afectes de manera negativa a los demás. La libertad de expresión implicaría poder decir tanto lo que no te gusta como lo que sí te gusta: comer carne, tener mascotas, no salir de viaje, no casarte, decir que alguien es feo, decir que eres bueno en algo sin sentirte culpable.


El reto real es verdaderamente ser incluyente, conocerte y conocer a los demás en todas sus facetas y aceptarlas o acaso ¿Has rechazado o has sentido que te rechazan por no ser incluyente?

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