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¿Y si no festejamos?

¿Y si no festejamos? / una evasión o liberación, la atadura a una realidad prometida.

Por Khalsa Singh Khalsa.


Si nos remontamos a tiempos inmemorables infantiles, creo que deducimos que; aquellas fiestas infantiles alusivas con disfraces, pasteles enormes, dulceros perfectos (yo recuerdo en caso propio, que mis fiestas eras magnas, incluso la elaboración de las gelatinas llevaban alrededor de 3 días previos antes del festejo, recuerdo particularmente una gelatina que me encantó, era una enorme perra y sus ocho cacorros, mi mamá y su amiga, en aquel entonces, cantaban canciones de Madona, platicaban y creaban la mezcla para después vaciar en los moldes, recuerdo que los cachorros y su madre eran blancos, ellas (mi mamá y su amiga) pintaban manchas sobre las gelatinas y dibujaban sus ojos, sin embrago, lo que más resaltaba en aquella madre y sus crías era el paisaje, también hecho de gelatina, pasto, árboles inclusive la casa de ellos, para mí, en aquellos ayeres fue una obra de arte.


Déjame contarte de mis pasteles, eran los más deliciosos y ostentosos que yo pudiera recordar... de tres o cuatro pisos, blancos, coloridos, adornados con globos, muñecos en forma de payasos, y qué decir de la comida, siempre basta y de variedad; en aquellos tiempos, no se veían las famosas (hoy día) mesas de dulces, no, yo recuerdo que el bumm… eran los dulceros, tías, primas, abuela y mamá pasaban semanas enteras haciendo el dichoso recipiente en donde pondrían un día antes del evento golosinas, malvaviscos, chocolates y churritos que como niños (y adultos) nos enloquecían; tiempos de risas y gozos, pasteles y dulceros, gelatinas y bailes, por supuesto que el número de invitados era considerable y la cantidad de regalos incrementaba con la asistencia de los amigos de mis papás, juguetes, zapatos, ropa y buenos deseos abundaban en el patio trasero de mi abuela, tiempos aquellos, donde mis cumpleaños fueron más que gusto propio (y lo deduzco porque los primeros años de vida y hasta donde tengo uso de razón 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 10 años, mismos que me festejaron con gran anhelo y empeño, los viví (los festejos) sin elegir festejarlos, sin elegir mis pasteles o gelatinas en general, las temáticas de mis festejos, aunque en verdad eran muy buenos, pero a esa edad no se volvía una elección consciente de festejar y poder vivir el festejo) más bien era una alegría de mamá, verla disfrutar los invitados, saborear los pasteles, retratar las gelatinas y mis caras de alegría hicieron que yo añorara y esperara mis cumpleaños con deseo para tener muchos invitados, muchos regalos, mucha comida, mucha bebida y con todo ello muchas “alegrías”.


Sin embrago, con el paso del tiempo y los años transcurridos, he detectado, que ¿Qué sucede si no festejamos?

Creo que de alguna manera te pasa……….


Saber que los cumpleaños se pueden vivir de manera distinta, que no siempre deben de ser utilizados para intentar sanar, conectar o cubrir algunas carencias o necesidades de reconocimiento, en mi cumpleaños número 34, solo quise amanecer en la orilla del mar.


Fue un regalo de Dios, tener la oportunidad y los medios para poder llegar ahí, al mar y disfrutar de las ventajas de ser un adulto y de no tener la necesidad de hacer esas fiestas majestuosas para cubrir alguna carencia de necesidad o de reconocimiento. Sólo y tan sólo, esperar a que llegara ese día (mi cumpleaños (numero 34 por cierto)) para poder decir.

Gracias…..


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