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La abuela de Naya

La abuela de Naya.

La abuela Naya siempre me contaba que había nacido en un puerto, que era hija de madre indígena y padre francés, un hombre que, así como había llegado en barco, así mismo se había desparecido. Fue la mayor de siete hijos; tres mujeres y cuatro varones. A diferencia de sus hermanos ella tenía los rasgos de su padre, el color de ojos y el color de piel. A los diez años, abandonaron el puerto para migrar hacia una de las fronteras de México. En la frontera la abuela Naya tuvo a su vez tres hijos; dos varones y una mujer. Nunca se casó con el padre de sus hijos, sin embargo, cuando sus hijos ya eran mayores de edad se casó con un amor de su juventud. Ambos se mudaron juntos a Estados Unidos, se establecieron y en los veranos cuidaban de sus nietos y nietas.


Con el paso de los años y el deterioro de los cuerpos, la abuela Naya y su esposo decidieron regresar a la frontera a disfrutar de sus pensiones y a cuidar de su salud. Los primeros dos años del regreso fueron para adaptarse, al cambio de cuidad, de costumbres, a estar pensionados y al cuidado de las bisnietas. Un día, mientras la abuela Naya cuidaba de sus árboles noto que había una vecina que no conocía. Ambas se saludaron y entablaron una conversación amena. La abuela Naya un día decidió compartir con su nueva vecina un poco de comida que había preparado ese día. La llevo hasta la casa de la vecina y se quedó a conversar con ella mientras comía. Esta acción se repitió todos los días durante un año.


Un día, el esposo de la abuela Naya tuvo un accidente en casa y ella no estaba cerca cuando ocurrió, cuando las nietas preguntaron donde se encontraba, el esposo respondió que estaba donde iba todos los días en casa de la vecina. A las nietas les pareció gracioso y tierno que la abuela Naya, a pesar de ser seria pudiera tener una amiga. Debido al accidente, una de las nietas se ofreció a cuidar al abuelo durante las tardes. Un día, antes de entrar a la casa de sus abuelos, vio a su abuela Naya despedirse de la vecina, la despedida fue larga y afectuosa. Cuando la abuela Naya se supo sorprendida se ruborizo. Una vez dentro de la casa y lejos de su esposo, intento explicar la naturaleza de la despedida. Su nieta le explicó que era “normal” que a su edad decidiera dejar fluir su sexualidad con otra mujer, pues de cierta forma había cumplido con los roles que le fueron impuestos.


La abuela Naya limpió las lágrimas que le salieron al escuchar a su nieta y al sentirse comprendida. Tres meses después, le pidió a su nieta reuniera a toda la familia para dar una noticia. Tras la tarde que lloró por sentirse comprendida por primera vez, habló con su esposo y hasta ese momento compañero de vida, explicó la situación y después de varias semanas de acuerdos lograron una separación tranquila y amistosa. La abuela Naya y su vecina continúan viviendo en casas separadas, sin embargo, la abuela Naya ya no oculta cuando se despide afectuosamente de ella, a sus hijos les continúa causando conflicto la decisión tomada por la abuela Naya, pero ella está más feliz que nunca.


Aunque la historia de la abuela Naya parezca un lindo e imposible cuento no es así. La historia de la abuela Naya es la historia de muchas mujeres que cada vez más se atreven a dejar fluir su sexualidad en edad avanzada (por lo regular después de los 50), pues para algunas mujeres la madurez indica el fin se los cánones impuestos para las mujeres. Una investigación publicada en el Journal of Sex Researchen este mismo año indicó que en general, las mujeres mostraron mayor fluidez en la sexualidad a lo largo de los años. Lo anterior nos indica también cada vez más las mujeres abandonan la heterosexualidad obligatoria. Si bien es cierto, cada vez más va en aumento el número de abuelas que cuidan a sus nietos, lo anterior no limita una cosa con la otra. Si no sabemos cómo explicar a los niños y a las niñas que la abuela tiene una novia es importante recordar que para los niños y las niñas el amor es menos complejo para que los adultos por lo que es importante que no hagamos comentarios despectivos o criminalizadores frente a ellos.


Recuerden que nunca es tarde para fluir y vivir la sexualidad plenamente.


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