Los niños y las tareas de las abuelas.
Los niños y las tareas de las abuelas.
Me hubiera encantado tener una abuela. Tuve dos en realidad, las reglamentarias. Sin embargo las funciones que cumplen las abuelas con los niños y con las niñas son muchas y de gran importancia.
Desde el abordaje de la terapia familiar los roles y las funciones (o tareas) son fundamentales para brindar al holón de los pequeños elementos psicológicos que son de gran importancia: estructura, seguridad, referentes, contención y en muchos de los casos el vínculo afectivo que padres y madres no alcanzan a fomentar por causa de tiempos y de espacios limitados (o de incapacidad para relacionarse de manera eficaz o por lo menos cercana) los padres no alcanzan a cubrir o a fomentar.
Y lo que en mi caso sucedió con las abuelas es que una se me fue demasiado pronto. Sin embargo recuerdo el calor de su consuelo y el olor de su perfume de flores. Muy dulce y muy suave como ella.
Esa abuela no cocinaba, sólo preparaba postres muy específicos para fechas especiales y personas especiales. (Yo soy de la idea de que esas son las únicas condiciones en las que se debería cocinar).
El caso de la otra abuela no es tampoco muy afortunado. Haber tenido ocho hijos y veinte nietos siendo yo una de las hijas de los hijos menos favoritos me colocó en una posición de gran desventaja. No tuve de ese lado una abuela que contuviera o que diera un ejemplo demasiado significativo. No obstante reconozco a mi abuela paterna como una mujer con una gran fuerza, inteligencia práctica y con el carisma suficiente para haber provisto de lo necesario a una familia muy grande. Todos y todas quienes la hemos conocido hemos sido testigos de su bella sonrisa.
Las personas estamos construidas de historias y las abuelas son historias. Por eso son muy importantes. Independientemente de las herramientas que las abuelas ayudan a desarrollar y a fortalecer son ellas un testimonio vivo y muy rico que nos recuerda detalles de nuestro pasado, de nuestros ancestros y por tanto de nuestra identidad.
Debido a las características de la etapa de la vejez, se sabe que muchas de las veces las historias que cuentan las abuelas son repetidas una y otra vez.
Esta reminiscencia tiene un origen neurológico pues muchas de las funciones de la corteza frontal superior se deterioran con el paso de los años.
Pareciera también que esta conducta es una manera de aferrarse al pasado y al recuerdo que también son maneras de mantenerse vivas.
Aunque no tengo demasiadas anécdotas compartidas con mis abuelas de manera personal, lo cierto es que recuerdo, atesoro y conservo sus relatos. Lo que me dijeron acerca de mi mamá y de mi papá, me construye y me edifica. De no haber sido por las historias de mis abuelas no sabría que mi papá fue siempre un niño travieso y alegre o que mi mamá también era una adolescente rebelde y fiestera. Esa tarea que fue desempeñada por mis abuelas me invita al autoconocimiento y a la introspección, me hace comprenderme mejor y le da calma a mi corazón.