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¿Qué es un hombre Hombre?

ENCONTRÉ A UN HOMBRE


Una siempre pregunta para encontrar respuestas y mi duda fue simple: ¿Qué es un hombre? algunos fueron concretos al definirse como seres con pene o creaciones biológicas de cromosomas XY, dadores de vida, cazadores de mamuts, machos alfa, pelo en pecho.


Entonces entendí claramente que la única diferencia ante nuestras capacidades puede ser la anatomía, sin embargo, mi propuesta textual va más allá de los genitales, es un plan de transformación frente, al “hombre” como concepto tradicional.


Sucede que, desde su forma cavernícola, el hombre encontró en la fuerza física una forma de someter a la mujer y utilizarla como simple herramienta de procreación y servicio, sin considerarlas en la toma de decisiones. Hoy el poder ya no está en la fuerza física, descubrimos al paso de los días que nosotras nos podemos dar placer, nos acompañamos, solas estudiamos, viajamos creamos y hasta controlamos nuestra fertilidad.


Justo entonces y al pasar de las respuestas surge la necesidad de crear nuevas definiciones frente al entorno que nosotras estamos construyendo, donde ser hombre requiere terminar con las ideas del personaje fuerte, viril, del macho dominante, del que se siente desplazado por los avances en la tecnología de los juguetes sexuales.


Aquí llegamos al punto donde tenemos que olvidar el planteamiento simple donde se colocan el concepto de hombre en los genitales, terminar con el mundo binario significa decir adiós a los penes y vaginas, es despedir lo masculino y lo femenino, el machismo y el feminismo a ultranza, adiós a los extremos que dividen.


Ser hombre hoy día tendría que llevarnos al cuestionamiento y la renuncia de todas las ataduras o herramientas de control, no como un acto de benevolencia masculina sino como justicia histórica y social que nos merecemos, las nuevas masculinidades suman y aceptan que hay muchos tipos de hombre y que esas formas de serlo no tienen que ver con atributos físicos, roles sociales, ni preferencias sexuales, eso sí, todas tienen en común el sentido de crecimiento sin género.


Lo cierto que para muchos esto es vivir una crisis de identidad porque aún se mantienen apuntalados por la educación generacional y se resisten a enfrentar sus miedos y emociones ya que están obligados por los estereotipos a mantener el dominio, con el costo de soportar juicios y mutilaciones ante las creencias de que se debe callar, tolerar, reprimir y en ocasiones hasta menospreciar su intelecto.


Mi realidad desde esta humilde perspectiva femenina es que una encuentra varios tipos de hombres, entonces elige al amigo, al amante, al padre biológico de los hijos, al cómplice de vida, una ve a ese hombre no como concepto sino como reflejo de dos frente al espejo de la equidad, del amor, del respeto, de la admiración y entonces encuentra las respuestas correctas.


Un hombre es el que asume que siente y vive igual que una, que quiere y desea lo mismo que cualquiera, que también se cansa de ser el que “cumple” el que dota de lo necesario para la manada porque ya no somos manada, él también como nosotras es sensible ante una canción o un atardecer y como nosotras trabaja duro, ellos también son víctimas de violencia y ni si siquiera llegan a estadística, pero ese es otro tema.


Un hombre es el que te abriga no porque eres mujer, sino porque él también siente frío.







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