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¿hombre, héroe o sobreviviente?

Lo que dicen que es el heroísmo


Existen muchos héroes emblemáticos cuya entrega incluso llega al sacrificio con tal de proteger a los demás: la patria, la raza humana, las mujeres, los débiles y desprotegidos. Paulatinamente se volvieron populares en los sesenta y setenta otros ejemplos de masculinidad guerrera (el bandolero, el pistolero, el vengador solitario) que operan bajo lógicas mucho más personales, aunque también movidos por un afán justiciero que hace comprensible su actuar. Son muestras de lo anterior: El libro vaquero, la radionovela Porfirio Cadena: el Ojo de Vidrio, películas como Todo por nada o El Tunco Maclovio, estelarizadas por Mario Almada. En estos casos, aunque no estuviera presente el sacrificio desinteresado por los demás, también estaban presentes valores emblemáticos de la hombría: honor, valentía, temeridad, rudeza, sagacidad, resistencia, control de la compasión (capacidad de pelear, herir o incluso matar si el enemigo o la defensa de la vida lo requieren), seriedad, honradez, amistad, estoicismo y hasta un dejo de nobleza.


Entre las referencias contemporáneas en esa faceta del héroe guerrero que da su vida por los otros se incluyen desde Emiliano Zapata hasta el Ché Guevara. La cultura popular, por su parte, ofrecía modelos de una masculinidad heroica que luchaba por la justicia, la paz y los insospechables peligros que acechaban a la humanidad, aparecen vía historietas, radionovelas o películas: El Llanero Solitario, El Santo y Blue Demon, Chanok, El Águila Solitaria, Kalimán, por mencionar sólo algunos. Todos ellos peleaban contra personajes cuya maldad residía en su ambición desmedida de poder y riqueza, carentes de moral, egoístas, autoritarios y sin consideración alguna por los demás, y que a menudo rayaban en la megalomanía. Los seres de ultratumba remitían a una monstruosidad indecible.


La masculinidad tradicional que refleja este tipo de estereotipos heroicos es psicológicamente dañina y logran que los niños supriman sus emociones por ser lo contrario que reflejan este tipo de símbolos de heroismo y masculinidad.

Esta reflexión forma parte de la guía lanzada por la Asociación Americana de Psicología (APA), desde donde, por primera vez, se dan una serie de pautas a los psicólogos para trabajar con los niños y los hombres. Se pone el foco en el peso negativo del rol de género, pero esta vez en el masculino, y se desgranan muchos datos.


Aunque son más los hombres que se suicidan, las mujeres presentan porcentajes más altos de depresión. Esto, según los psicólogos americanos, muestra el silencio emocional en el que viven los hombres por un mandato social mal entendido y poco cuestionado. Se habla, claro, de una masculinidad tóxica en la que tras 40 años de investigación desde la APA queda enredada en conceptos como el estoicismo, la dominación, la agresividad, la competitividad o el sexismo reflejado por falta de objetividad en el humanismo en todos estos personajes.

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