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La terrible angustia

La terrible angustia

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La angustia es la emoción más universalmente experimentada por el ser humano, tiene un efecto de inmovilización y conduce al sobrecogimiento en innumerables ocasiones; se define como una emoción compleja, difusa y desagradable que conlleva serias repercusiones psíquicas y orgánicas en el sujeto; la angustia es visceral, obstructiva y aparece cuando un individuo se siente amenazado por algo y varios sentimientos vinculados a situaciones de desesperación, donde la característica principal es la pérdida de la capacidad de actuar voluntaria y libremente por parte del sujeto, es decir, la capacidad de dirigir sus actos. En ella participan factores biológicos, psicológicos, sociales y existenciales, por lo que conlleva inevitablemente un abordaje integral desde todos los campos mencionados. La angustia ha sido objeto de estudio y mención por parte de grandes filósofos, teólogos, poetas, psicólogos y psiquiatras a lo largo de la historia


Considera Freud a la angustia como la transformación de la excitación sexual acumulada y no satisfecha: la libido no satisfecha produce un monto de excitación que al no ser descargado se transforma directamente en angustia.

En los "Tres ensayos" de 1905, habla de una "angustia neurótica" producida por represión en donde el niño se angustia al no poder obtener satisfacción por la ausencia de la madre: es la represión la que produce una transformación de la energía libidinal en angustia.


Es en 1909 en el caso Juanito ("Análisis de la fobia de un niño de cinco años") donde al explicar la fobia por el mecanismo de "desplazamiento" deja de considerar a la angustia como una simple energía libidinal para conceptualizarla como un "afecto".


Una crisis de angustia (ataque de pánico) se define como la aparición brusca de un período definido y breve de malestar o miedo intenso acompañado de algunos síntomas somáticos y/o cognitivos. El trastorno de angustia (trastorno de pánico) se define como la aparición de crisis de angustia repetidas que se acompañan habitualmente de miedos ante futuros ataques o de cambios de conducta para evitar situaciones que podrían predisponer a las crisis. El diagnóstico es clínico. Las crisis de angustia aisladas no requieren tratamiento, mientras que el trastorno de angustia necesita tratamiento farmacológico o psicoterapia.


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