Miedo!!
Miedo
El miedo como muchas otras emociones viene de un lugar necesario para la supervivencia; la sensación del mismo y la incomodidad que provoca es una alerta roja en nuestro interior que nos hace alejarnos de los lugares o situaciones que pueden resultar peligrosas; sin embargo una gran parte del miedo actualmente tiene contenido social y contextual; por lo tanto esta emoción es más compleja que solo lo llamado “instinto”. En la situación actual es muy importante discernir el miedo seguro del infundado; la idea de que todo miedo es natural es tramposa, nuestro papel como adultos y adultas es tratar de evaluar las situaciones conscientemente para saber de que es necesario huir y de que no. Todo esto no significa que no abracemos la emoción, es importante validar, lo que sentimos, lo sentimos y ya; validar nos permitirá observar la situación, si peleamos con no sentir ocuparemos energía necesaria para poder evaluar lo que sucede. Abracemos el miedo y crezcamos con el, analicemos el entorno y utilicemos este miedo como facilitador de la empatía; puede ser la llave para conectar con las emociones que no comprendemos. Cuando compartimos la vida con la niñez y en esta época de estar confinados; el miedo se puede transmitir casi automáticamente a los más pequeños, convirtiéndose en un parteaguas para el comportamiento y emoción de los mismos durante este tiempo; así que es momento de revisarnos, en la medida que aceptemos este miedo, que lo dejemos estar en casa, podremos normalizar la emoción, hablar de ella y posteriormente sobre ponernos. Algunas acciones que podemos hacer para revisar y ayudar a manejar la situación en los y las pequeñas son: -dibujar (dibujar mucho como expresión de la emoción) -juego libre (el juego sin guía permite que los niños y las niñas elaboren lo que les sucede) -cuentos sugerentes (cuentos que platiquen de personajes que les pasa lo mismo que a los niños y que logran explicar el mundo emocional y que dan distintas formas de reacción) -hacer rituales para que se sientan protegidos. Ahora, sabemos que si los adultos a cargo no trabajan su emoción, difícilmente podrán acompañar a la niñez, por lo que algunas sugerencias para cuidadores: -identifica, nombra y describe la emoción, puede ser con amigos, con familia, con tu terapeuta o simplemente escríbelo -ten herramientas de anclaje; es decir, ten clara una certidumbre actual que agradezcas y tenla en un cartel en un lugar visible (tengo familia, tengo techo, amo a tal persona) y acude a ellas cuando sientas que tú emoción se desborda pero estás al cuidado de tus pequeños -ten en tu rutina por lo menos 5 minutos de una actividad de autocuidado -realiza respiraciones profundas mañana y noche Recuerda que si la emoción es más fuerte de lo que sientes manejable busca terapia, actualmente terapeutas nos hemos adaptado a una comunicación virtual que puede ayudarte.