Metanecesidad: la divina vida de Siddharta Gautama
Metanecesidad: la divina vida de Siddharta Gautama
Siddhartha nació en la familia real de un pequeño reino Lumbini, cerca de Kapilavastu en el extremo norte de la cuenca del río Ganges, un área en la periferia de la civilización del norte de la India, en lo que hoy es el sur de Nepal. De acuerdo con la historia tradicional, tuvo una educación privilegiada, pero fue sacudido de su vida protegida al darse cuenta de que la vida incluye los duros hechos de la vejez, la enfermedad y la muerte.
Esto lo llevó a desconcertar el significado de la vida. Eventualmente se sintió impulsado a abandonar su palacio y seguir el camino tradicional de la India del hombre santo errante, un buscador de la Verdad. Se hizo muy experto en meditación bajo varios maestros, y luego tomó prácticas ascéticas. Esto se basaba en la creencia de que uno podía liberar al espíritu negando la carne. Practicaba austeridades con tanta determinación que casi muere de hambre
A veces el príncipe Siddhartha iba a la capital del reino de su padre para ver cómo vivía la gente. Durante estas visitas, entró en contacto con muchas personas mayores y enfermos, y en una ocasión vio un cadáver. Estos encuentros dejaron una profunda impresión en su mente y lo llevaron a darse cuenta de que todos los seres vivos sin excepción tienen que experimentar los sufrimientos del nacimiento, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte. Como comprendió las leyes de la reencarnación, también se dio cuenta de que experimentan estos sufrimientos no solo una vez, sino una y otra vez, en vida tras vida sin cesar. Viendo cómo todos los seres vivos están atrapados en este círculo vicioso de sufrimiento, sintió una profunda compasión por ellos, y desarrolló un deseo sincero de liberarlos a todos de su sufrimiento. Al darse cuenta de que solo un Buda plenamente iluminado tiene la sabiduría y el poder para ayudar a todos los seres vivos de esta manera, resolvió abandonar el palacio y retirarse a la soledad del bosque donde se dedicaría a la meditación profunda hasta que alcanzara la iluminación.
Despues llamado con el título de Buda no dejó ninguna obra escrita. Sus enseñanzas se transmitieron oralmente hasta su transcripción, cuatro siglos después, en el Canon Pali. La nueva doctrina revelada por él otorgaba un papel secundario al conjunto de divinidades, estaba abierta a los miembros de todas las clases sociales y defendía que el ser está sometido al samsara, la rueda de los nacimientos y las muertes, en movimiento hasta que la acción (karma) no la detenga, entendiendo por karma el destino de un ser vivo condicionado por los actos realizados en sus anteriores vidas.
