Ser brújula en tiempos del tormentoso zoom.
Ser brújula en tiempos del tormentoso zoom.
Mucho se ha hablado durante esta pandemia de salud emocional, de la manera en que afrontamos la situación, de actitudes, de salud mental, zonas de oportunidad y un gran etcétera.
Y al ser una experiencia anormal y nueva, hay situaciones por las que nunca habiamos pasado antes; entre un sin fin de escenarios mucho más adversos y de realidades más crudas; enfoquémonos a los pequeños y jóvenes tomando clase en línea sin sus maestras o maestros guiándoles de cerca; sin sus pares para jugar y retroalimentar dudas y confusiones, sin los espacios fuera y la atención que puede poner en un escenario real, los niños y las niñas están enfrentándose en una tormentosa falta de relación y a eso aumentemosle lo que provoca que mamá y papá en sus propios roles estén intentando convertirse en profesores.
En un aula, día a día; el profesorado se presenta con una planeación que corresponde a objetivos anuales, mensuales, semanales y diarios; sin embargo, la planeación se adecua al grupo; sus personas, tiempos, imprevistos, asistencias; por lo que la planeación es algo que cambia y se adapta constantemente; en tiempos de educación por zoom (o la plataforma que sea) esta planeación se vuelve rígida porque se pierde gran parte de la retroalimentación que a cada segundo brindan los y las alumnas.
Por otro lado; en clases presenciales, cuando un niño o niña empieza a atrasarse; la maestra normalmente se da cuenta de esto y lo aparta para darle una explicación distinta, una ayuda particular y en otros casos hasta cambiar la actividad o prolongar alguna otra previa.
Luego está el hecho de que en un salón de clases cada uno y una aporta algo distinto, dando retroalimentación de aprendizajes, descubriendo formas nuevas que a veces se adaptan más a alguien que la manera en la que lo ofreció maestra y por supuesto hay personajes que ayudan a calmar tensiones grupales, hay otros que aportan un conocimiento de contexto que enriquece la lección; es decir, la experiencia se va alimentando de la conexión social.
Esto anterior son solo algunos aspectos que aún con mucho interés e intento es imposible reproducir en el formato que estamos teniendo de clases y ni hablar de la evaluación, de las adaptaciones curriculares, del contacto físico, de los ambientes, útiles y mobiliario adecuado, de los horarios, rutinas, los recreos, etc que la escuela presencial ofrece.
Frente a esta tormenta que se le está presentando a nuestra niñez; es también imposible tratar de fingir que no sucede o que en esta situación anormal todo seguirá normal; es inútil pretender que esto no está siendo impactante o intentar subsanar todo lo que mencionamos, ahora nos toca ACOMPAÑAR; la forma en que acompañamos debe ser más cercana a una brújula que a cualquier otra cosa.
Sin duda los niños y niñas están extrañando más de lo que imaginamos y les está haciendo falta lo obvio; sus amigos, salir, etc pero también (esto de acuerdo a la escucha de alumnos y alumnas en tiempo real) les está haciendo falta que el vínculo con madres y padres siga siendo ese y no esté tratando de ser sustituido con el de profesor-alumno, en esta necesidad, sin duda buscan que sea prioritario el vínculo de mamá y papá y luego está la guía en casa, en palabras de uno de mis alumnos "es agotador tratar de imaginar que piensas de mi trabajo" y es así, los y las maestras nos esforzamos por dar retroalimentación objetiva más que si nos gusta o no y esto es todo un entrenamiento, los niños y las niñas no están buscando que los adultos tengamos todas las respuestas,están buscando que les ayudemos a encontrarlas; en relación al trabajo académico, por ejemplo, no desean que les digamos que todo está bien para salir del paso, están buscando (como lo tienen en el salón de clases) que les indiquemos si esa raya debería estar más derecha, si hay faltas de ortografía o si la multiplicación no está acomodada como debe; por supuesto que no buscan padres y madres militares que les rechacen todo, solo necesitan contención que acompaña y señala rumbo; tal cual lo hace la brújula; no te "obliga" a ir al sur, solo te indica dónde está el norte para que sepas por dónde te encuentras; pero por supuesto que tampoco te indica que el norte está por dónde tú quieres solo para que estés contento de que vas por dónde pensabas, esta brújula que acompaña a nuestros pequeños y no tan pequeños en estos tiempos debe ser clara; precisa, sin ser condescendiente y si lo analizamos; esto también habla del deseo que toda criatura tiene pero que va callando mientras crece, el deseo de que lo que nos ofrecen quienes amamos sea sincero.
Entonces, seamos esto; seamos la brújula en la tormenta, no necesitamos ser todo poderosos capitanes ni compañeros perdidos de naufragio, seamos honestos, respetuosos y guía, los niños y niñas son resilientes y fuertes; valorarán esto y lo apreciarán, además de esta manera no solo le ayudaremos en las tareas y clases en línea; también cuidaremos el vínculo principal que tenemos con nuestros niños.
Recuerda que si sientes que no puedes ser la brújula que tus hijos necesitan o tu mismo necesitas que te indiquen el norte, lo más amoroso y responsable es buscar ayuda profesional.