Será que vas a aceptar a tus hijos?
El trabajo de aceptar a nuestros hijos
Mucho se habla últimamente de la aceptación de las demás personas, de sus estilos de vida y decisiones y habrá que preguntarnos de dónde viene esa aceptación del otro o dicho de otra manera la decisión de segregación de un grupo de personas.
La respuesta es multifactorial, sin embargo, la mayoría nos puede llevar a la crianza y la manera en la que esta se ejerció, dejando a lado la clara imitación, los discursos que se transmiten, el contexto con el que se crece; existe también algo muy profundo y sutil que es la manera en que se imponen expectativas a nuestros hijos e hijas desde que nacen; la mayoría de personas que lean esto lo negaran de manera inmediata ya que seguramente sienten que no las tienen pero la mayoría de las familias crían con expectativas y no saben que lo son, algunos ejemplos son: quiero que mi hijo sea muy inteligente, mi hija debe verse linda siempre, mi hijo es más guapo que el de fulanito… suenan deseos bien intencionados y nada dañinos y por supuesto que existe el extremo contrario de no dar un ambiente y contexto dónde un niño o niña no se pueda desarrollar, pero estás sutilezas sin mala intención tienen un mensaje profundo y es "debes ser _____ para ser amado"
Para nada se trata de que a partir de ahora todo sea juicio y culpa sino una invitación para hacer un análisis de las expectativas que pongo en mis hijos y preguntar
¿Si mi hija no es como estoy esperando que sea la dejaré de querer?
¿Si mi hijo no es muy inteligente vale menos como persona?
Y ahora la más importante ¿Quiero que el crea que no es digno de mi amor si no es ____ (inserta cualquier expectativa inocente aquí)?
Ahora, pensemos en las alternativas a este juicio y la que propongo es una que además resulta muy amorosa: observa, conoce a la personita que se te puso enfrente para su cuidado, esta persona, aún siendo chiquita es completa y llena de complejidades que si te das la oportunidad puedes descrubrir, tu trabajo claro que es darle un contexto sano y rico de experiencias necesarias pero no es el de moldear una plastilina innerte.
Si criamos a nuestros hijos de esta manera lo más probable es que ellos y ellas estén tan cómodos con quiénes son que ninguna diferencia les amenace y además que lo único que conozcan es la aceptación de las demás personas independientemente de sus propias expectativas, evitando el rechazo por la diferencia y aumentando la aceptación de la diversidad.