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¿Cómo se recuperarán los niños y las niñas de la falta social de estos meses?

¿Cómo se recuperarán los niños y las niñas de la falta social de estos meses?


Han pasado 5 meses en que niñas y niños dejaron de convivir de manera constante con sus pares, de la escuela, de las clases extra y en algunos casos hasta vecinos y si bien es lo que toca hacer en estos momentos por el cuidado de la vida; es importante considerar el gran cambio repentino que supuso para la niñez; han cambiado de interacción cercanas a remotas, los juegos en movimiento por juegos en línea, hasta el contacto (en algunos casos más buscado que en otros) se ha visto afectado para reducirlo solo al contacto de los familiares cercanos.


Si pensamos en lo más básico, es importante que consideremos como le ayudaremos a las niñas y los niños a adaptarse a las nuevas maneras de estar que tendremos, lo cual implica cierta lejanía, uso de alguna medida protectora y aseo constante y si lo pensamos puede ser muy simple pero no lo es, en etapas tempranas del desarrollo; el cerebro actúa como siente y por lo tanto los movimientos responden a esto, hasta los 6-7 años no se puede esperar que de manera muy eficaz los niños y las niñas puedan preveer y planificar sus acciones, ni que decir con los menores de 5 que aún tienen un lóbulo frontal poco maduro y muy pobre capacidad de control de impulsos, de esta forma si quieren abrazar o chupar algo será difícil que no lo hagan inmediatamente; ahora, supongamos que regresaran a la escuela y en la misma habrá reglas estrictas y claras que tarde o temprano hasta los más pequeños seguirán, pero ¿Imaginan la frustración y enojo que pasará en lo que esto sucede? Entonces, mis sugerencias son las siguientes: hagan juegos que les permitan comprender la lejanía física, creen saludos cariñosos y divertidos que impliquen menos contacto, jueguen con el cubrebocas o careta por unos minutos al día, la idea es normalizar lo que más tarde vendrá pero desde un lugar contenido, sin prisa y siempre observando las características individuales del niño o la niña.


El segundo aspecto que me gustaría exploraramos en este regreso será el miedo que pudo surgir del miedo adulto, de información que no estaban listos para recibir, de regaños, noticias o conversaciones adultas que escucharon en algún momento; lo primero es saber que tener miedo no es normal o no, solo es, es lo que se está sintiendo, así que es importante validar la emoción empáticamente, se pueden hacer rituales de protección que les ayude a sentirse mejor e historias que les tranquilice, así como tener paciencia y comprensión mientras se atraviesa está emoción y si la sienten desbordante; pedir ayuda profesional.


Y un tercer punto menos explorado es el hecho de que a estás edades se están aprendiendo habilidades sociales, por lo que es importantísimo que se observe de cerca que los vínculos que se estén creando no sean violentos y que nuestro niño o niña esté alcanzando a entender la situación, recordando que puede ser que estás habilidades que aún están en formación pueden haberse visto atrofiadas.


Si como adulto estás dudando en tus habilidades de acompañamiento, encuentras que tu hijo o hija no está haciendo vínculos sanos o el miedo comienza a ser tan disruptivo que no permite disfrutar de sus actividades; es muy importante buscar ayuda profesional.

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