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El arte de ir a Terapia

Haz Terapia

Bueno, yo no soy psicóloga ni psiquiatra. No tengo formación profesional en el campo del estudio y el tratamiento de la mente humana. Sin embargo, he tenido experiencia con aquello de ir a terapia y por ello, te voy a compartir lo que para mí fue buscar ayuda profesional.


En realidad empezó hace varios años y como muchas personas, me opuse siquiera a la sugerencia o la posibilidad de asistir a una cita con un o una piscólogo/a. Mi respuesta inmediata fue “¿por qué?, yo no estoy loca.” Ahora veo hacia atrás y reflexiono en mi respuesta. Y encuentro en ella, uno de los primeros estigmas que rodean la salud mental y la búsqueda de ayuda para sanarla: pensar que estamos locos por recurrir a ayuda profesional psicológica.


Cuando al fin me animé a aceptar la propuesta, al principio me resistí a abrir mi mente, y por ende, toda mi vida, frente a un extraño. ¿Qué podría decirme que yo no supiera?… eso pensaba. Había algo, o mucho, de orgullo y soberbia de mi parte. Fui a regañadientes. Me senté en ese consultorio a regañadientes. Hablé a regañadientes. Le dije al psicólogo lo que quería escuchar.


Con el tiempo, y mientras más traumas y cosas que yo había ocultado en lo profundo de mi mente, comenzaron a surgir poco a poco, me di cuenta del grado de ayuda que yo necesitaba.


Hubo un periodo en el que abandoné la terapia y por circunstancias de la vida, en verdad me vi en la necesidad de volver a ella. Con un terapeuta distinto al que había acudido inicialmente. Al final, esta nueva teraputa, con otro método de trabajo en sus consultas, me diagnosticó un cuadro de depresión leve. La noticia no me sorprendió. Muy en el fondo lo sospechaba. La vida no parecía suficiente en ocasiones. Era difícil levantarse por las mañanas. Encontrar motiviación en las actividades diarias, en la chamba, en todo aspecto de mi vida. Oscuros pensamientos atravesaron mi mente en ocasiones.


Así fue que empezamos a trabajar en mis esquemas y a pesar de que hubo un avance, fue necesario recurrir a ayuda psiquiátrica. Otro estigma: el uso de antidepresivos, de medicamentos psiquiátricos. Yo puedo afirmar, en una opinión completamente mía, subjetiva, que desde el momento en el que empecé con esta nueva terapeuta y después, con el tratamiento psiquiátrico, me he sentido mejor que nunca. Me desempeño mejor. La vida la veo con otro ojos. Ojo, no afirmo que es magia. La depresión no desparece así como así, gracias a una pastilla sino que considero que la lucha contra ella es un proceso que necesita de su tiempo y de dedicación, disponibilidad y disposición.


Así es el largo pero importantísimo proceso hacia la sanación.

Algo que me dejó la terapia y el trabajar con profesionales de la salud mental es la enseñanza de que buscar ayuda para la depresión no tienen nada de malo. O al menos, a mi parecer, no tendría por qué tenerlo. Es momento de derrumbar los estigmas que existen alrededor de la salud mental y de su tratamiento. No se trata de personas “locas” sino personas que muchas veces, sólo necesitamos ayuda… que necesitamos sanar. Me di cuenta también de que a veces, la mayoría de las veces, no es suficiente platicar las cosas con tus familiares y amigos, sino que hay un punto en que es necesario buscar ayuda profesional.

Y por ello, considero vital, eliminar los mitos, los estigmas, las mentiras que giran en torno al tratamiento de la salud mental. Ya es momento.

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