ADMITIMOS ANTE DIOS, ANTE NOSOTROS MISMOS Y ANTE OTRO SER HUMANO, LA NATURALEZA DE NUESTROS DEFECTOS
La vida está llena de cambios, todos los días estamos cambiando; lo que somos hoy, es muy diferente a lo que fuimos el día de ayer; algunos cambios son tan pequeños que ni siquiera podemos percibirlos, son tan sutiles e imperceptibles como el movimiento del minutero en un reloj, no podemos ver como se mueve pero lo hace en todo momento.
En el campo de las adicciones se ha mencionado que las personas no cambian, esta aseveración está sustentada en el DSM 5; el cual define a la personalidad como un Patrón perdurable de experiencia interna y comportamiento que se puede observar en la cognición, afectividad, funcionamiento interpersonal y control de los impulsos.
La palabra perdurable hace referencia a inamovilidad de nuestra forma de ser, nos hace ver que todos tenemos una forma de pensar, sentir, reaccionar y relacionarnos con los demás. Sin embargo, ¿será verdad que la personalidad es un patrón perdurable?, ¿realmente no cambiamos?
En cierto sentido la definición está en lo correcto, sin embargo aunque no cambiemos, si podemos crecer, podemos madurar y así modular nuestra manera de responder a las diferentes exigencias de la vida cotidiana; algunas veces necesitamos atravesar por crisis que ponen a prueba nuestro patrón perdurable de experiencia interna, que ante la dificultad, tiene que realizar un salto cualitativo en donde incorpora nuevos aprendizajes.
Si bien es cierto que nuestros instintos continuaran con nosotros, pero pueden estar de manera que no nos generen problemas, en otras palabras, sería como cuando manejamos un automóvil, nosotros somos los que llevamos el control del auto, nosotros decidimos hacia donde queremos que se vaya; los instintos van ahí pero van de copiloto, tal vez haya momentos en que nos sugieran cosas, sin embargo, nosotros llevamos el volante y podemos elegir hacia donde queremos dirigir nuestras decisiones.
Ahora bien, ¿necesito vivir una crisis o tener experiencias que me hagan dar un salto cualitativo para poder crecer como persona? La respuesta es no, no todos necesitamos tocar fondo para reconocer que ahí no queremos estar, sin embargo, en muchas ocasiones no alcanzamos a percibir cuales son las conductas o comportamientos que nos hacen daño, es por eso que el inventario moral de nuestros defectos, nos ayuda a ponerle nombre a eso que nos genera vergüenza; el inventario de alguna manera logra llevarnos a mirarnos sin miedo, sin sentir vergüenza; sin embargo, el vernos sin vergüenza a nosotros mismos no es suficiente, se hace necesaria la mirada del otro; porque considero que solo cuando podemos mirarnos en los ojos de los demás y no sentir la vergüenza, el juicio, solo así podemos empezar a hacer algo con esos defectos, porque mientras no los admitamos ante Dios y ante otro ser humano no hallaremos descanso.
Estamos viviendo una situación complicada que pondrá a prueba nuestra personalidad; viviremos crisis que harán surgir nuestra manera de responder ante los eventos cotidianos; nuestra salud mental será una de las más afectadas y esa afección tal vez no la veamos a corto plazo, debido a la normalización, justificación o minimización de nuestras conductas, pensamientos y sentimientos.
Las crisis también nos hacen aislarnos, nos hacen vivir a solas con nuestro malestar, la vergüenza de lo que pensamos y sentimos hace que vivamos el malestar en silencio, creyendo que vamos a ser señalados; la psicoterapia es una oportunidad para empezar a ponerle nombre a eso que sentimos, pensamos o hacemos, nos hace ver las cosas con objetividad, sin juicios; nos ayuda a entender porque hacemos lo que hacemos y nos da la posibilidad de encontrar otras salidas para vivir lo que sentimos, en términos psicológicos nos enseña a sublimar los impulsos y nos ayuda a verlos como compañeros de viaje, pero ahora en el asiento indicado… el de COPILOTO.
GEREMÍAS ARENAS GONZÁLEZ
Psicólogo especialista en adicciones
Cel. 4444814938
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